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30 de marzo de 2011

Inauguración de Pintar-Pintar Editorial/Librería


El próximo viernes 1 de abril a las 19:30 horas será inaugurada Pintar-Pintar Editorial/Librería en las nuevas instalaciones de la editorial situadas en la Plaza Concha Heres en Oviedo. En la nueva librería se llevarán a cabo presentaciones de libros, conferencias, talleres y todas las actividades relacionadas con la creación para niños.

A la inauguración acudirán varios destacados escritores e ilustradores que han enriquecido con sus aportes las colecciones de una pequeña editorial que cada día es más grande. Aurelio González Ovies, Job Sánchez, Paco Álvarez Velasco, María Rosa Serdio, Fátima Fernández Méndez, Elena Fernández, Aida Falcón Montes, Antonio Acebal entre otros departirán con los lectores  en esta oportunidad que celebra y reúne.

Pintar-Pintar Editorial/Librería
Plaza Concha Heres 3, Bajo
33010 Oviedo
985 229 155

31 de agosto de 2010

El Poema que cayó a la mar cantará en catalán


La Editorial asturiana Pintar-Pintar comenzará a publicar libros en catalán antes que finalice el año 2010. Los primeros títulos que han sido traducidos por Sabela Quintanilla Nisal son "El poema que cayó a la mar", de Aurelio González Ovies y "¿De qué tará fecha la lluna?", de Miguel Rojo.

Los mejores deseos para Pintar-Pintar en esta nueva aventura que extiende mundos para el lenguaje universal de la poesía. No tardarán en sucederse traducciones en las otras lenguas de la península, renovadas a través de la frescura de las palabras e imágenes que es el sello de la joven casa editora dirigida por Ángela y Ester Sánchez.

Imagen: Pintar-Pintar

25 de agosto de 2010

Poemas de Caramelo

Marisa López Diz y Ester Sánchez se reunieron a soñar en limón y en frambuesa, en menta y en naranja.
 Se reunieron a soñar en dulce, apenas en 2009, y el resultado de su sabor de poeta y su saber de ilustradora es Poemas de Caramelo, un libro de la editorial asturiana Pintar-Pintar.

Ambas creadoras saben que los ojos pueden paladear los versos, que la voz deletrea la imagen, que cuando se trata de poesía para niños hay que jugar divinamente y darle la vuelta al libro para poner al mundo de cabeza y empezar a comprenderlo en su clave de color.

Y así, con el libro recostado, ladeamos la cabeza y atendemos la invitación dulce que hacen Marisa y Ester para resignificar el mundo. Mirada infantil y de origen la de estos versos de Marisa, la de estas imágenes de Ester:



Bajo una rana holgazana
encontré un rayo de sol
que cayó de entre las nubes
y en el suelo se rompió.



Y Ester a colores nos toma de la mano y nos hace descender por la escalera también dulce del reflejo. En esa rana tenue reflejada nos ha cambiado de mundo y nos ha llevado al estanque vivo de nuestros recuerdos trémulos, a la luz que nos acariciaba y envolvía en esa piel iluminada que teníamos de niños. 

Bajamos al fondo del estanque y al verso que nos toca el fondo y dulcemente nos hemos liberado de algún peso y nos escapamos en la burbuja de jabón del poema hacia nuestro propio ser:
Abría mucho la boca
redonda como una "o",
y al cantar se le escaparon
grandes pompas de jabón.

Así distendidos, así de libres descubrimos otra de las cualidades de Poemas de Caramelo: el libro es liberador porque es un libro que canta. Y así cantados volvemos a sentirnos lo que nunca hemos dejado de ser: parte del mundo encantado, relación mágica entre el niño que juega y la urraca que roba su caramelo, acción disuelta en sabor, experiencia en la que el mundo nos ha entrado por los ojos para salir convertido en verso.


Y mi caramelo
de sabor a mora
se lo quedó ufana
la urraca traidora.


Y así devueltos a nuestra existencia infantil, que es nuestra existencia poética, hemos puesto el pie en las páginas de Poemas de Caramelo para ingresar a una fábula en sentido original, donde los animales hablan y todo está intensamente animado, restituido en su ser pleno, fabulado en sus afinidades misteriosas:

Cuatro ovejitas blancas
vienen a verme dormir
En la esquina de la cama
dejan rosquillas de anís.

Todo recordado desde el corazón, con sus imágenes precisas, al volver a dar cuerda al reloj de cuco de la memoria:

Un día que estaba sola
al gran reloj le di cuerda,
y el cuco que estaba dentro
salió con levita negra.

Todo anhelado nuevamente, con ese deseo sagrado de los niños, a través de un gato con la mirada perdida de estrellas:

Ven acá que quiero verte,
baja un poquito más,
que yo quiero darte un beso,
no te escapes, ven acá.

A través de Poemas de Caramelo nos podemos hacer muy intensos, porque nos podemos volver muy niños.  Frente a este libro que se va de lado, nos hemos reimaginado en un iluminado paraíso de memoria donde hemos sido y somos, por derecho dulce y a vuelta de página, libres y plenos. Marisa López Diz y Ester Sánchez nos han devuelto, íntegros y dulces, al sabor original de nuestra infancia.


María García Esperón



Poemas de Caramelo
Texto: Marisa López Diz
Ilustraciones: Ester Sánchez
Oviedo, 2009

5 de julio de 2010

Daniela: el color de la imaginación

Ester Sánchez                                                                                                                                                                                             Ana Tortosa
En 2009, Ana Tortosa y Ester Sánchez se tomaron de la mano de Daniela, una niña que además de hablar muy bien de ambas como creadoras, invita a los lectores de este álbum ilustrado de Pintar-Pintar a ser tan grandes como ella.


Daniela es. Simplemente. Daniela es todo. Como son los niños cuando sueñan,  cuando hacen la tarde cóncava  para meter ahí sus estrellas y mares, sus animales dorados, su sombra compañera  y sus colores siempre colores.

Pulsar adecuadamente las cuerdas 
de este poema ilustrado puede llevarnos  
a los íntimos paisajes de nuestra lejanía.

Daniela, dice Ana, es del color que la imagines tú. Daniela, pinta Esther, tiene en el cabello los colores del arco iris. Al que le gusta subirse, dice Ana. Y Esther deja caer gotas gordas que hacen estremecer en la página la acuarela de nuestros recuerdos de infancia, que nos vuelven a calzar los pies en nuestros zapatos de niños y que nos suscitan en el alma la lluvia y el sol de nuestros primeros soles, de nuestras primeras lluvias dibujadas con dedos misteriosos en el lienzo húmedo de la ventana.


Daniela nos quita las fechas de encima. Daniela nos devuelve al tiempo que nos trajo al mundo con los ojos tan abiertos como ella, con el color tan suelto, con la imaginación tan libre. Daniela nos devuelve a los colores de nuestro propio libro ilustrado, ese que guardamos plegado bajo el brazo del alma y que al abrirlo nos inunda con la ola de su recuerdo puro. Marea de los recuerdos que nos restituyen el cosmos íntegro, su vivencia, que nos mojan, que nos calan, que nos aman.


La tonalidad de las palabras de Ana, el deletrear  de los colores de Ester nos componen el resplandor llamado Daniela que -decisión o fortuna del lector, para eso no hay recetas- puede brotar tan grande y luminoso como nuestros propios orígenes. 

Pulsar adecuadamente las cuerdas de este poema ilustrado puede llevarnos  a los íntimos paisajes de nuestra lejanía. Al lugar donde el mundo se mira de veras, como es, no como nos enseñan: en su pluralidad y en su maravilla, en la simultaneidad de sus imágenes posibles, en sus poderosos arquetipos, sus sirenas y sus leones. Ese lugar ilimitado, desprotegido y tierno que se llama corazón.

María García Esperón


Daniela
Texto: Ana Tortosa
Ilustraciones: Ester Sánchez
Editorial Pintar-Pintar
Oviedo, 2009

25 de mayo de 2010

Y la Plaza de San Marcelo se pintó de colores

Ester Sánchez y Ma. Rosa Serdio: la ilustradora y la autora

En la tarde del soleado domingo 23 de mayo,en el Viejo Consistorio de la Plaza de San Marcelo,  Ma. Rosa Serdio y Ester Sánchez se sentaron en una mesa donde estaban Asunción Carracedo y Ángela Sánchez Vallina. Frente a ellas, un espléndio libro mostraba colores y poesía al auditorio ahí reunido.

Asunción Carracedo, Ma. Rosa Serdio, Ester y Ángela Sánchez

Una conjunción de sueños en la que de seguro fue la mesa más sonriente ese domingo en la 32 edición de la Feria del Libro de León. La poesía de Ma. Rosa y las ilustraciones de Ester vienen arrasando desde que la joven Editorial Pintar-Pintar anunció su lanzamiento.

La trayectoria de Ma. Rosa como líder en la promoción de la literatura infantil y juvenil en España proyecta todavía más la enorme calidad del libro que ha hecho con Ester. Las ilustraciones son tan notables que la Asociación de Libreros y el Ayuntamiento de León organizaron una exhibición que la Editorial Pintar-Pintar montó en 19 espléndidas láminas, pues tanto Ester como Ángela Sánchez Vallina cuidan todos los detalles involucrados en el proceso de sus libros.

Colores y más colores en la Sala de Exposiciones del Ayuntamiento de León

Una pequeña y completa historia de la pintura es también este libro en el que Ester hace homenaje a los grandes del arte: Manet, Van Gogh, Gris, Monet, Sorolla, Klimt y Darío de Regoyos que se abren a la vida que dan los lectores desde los versos de Ma. Rosa, también homenaje e historia melodiosa de la poesía: Federico, Juan Ramón, Alberti, Miguel  Hernández, Rimbaud, Blas de Otero. Poemas cortos, pródigos de evocaciones, suaves de silencios, que se nos prenden en el oído, que nos llevan al aire de sus colores:

Azul del cielo.
Azul ultramar.
Azul de tus ojos
de azul cristal.

El motor detrás de este encuentro que destila talento por todos los poros es Asunción Carracedo, leonesa, entusiasta, sensible como pocas, escritora, poeta y promotora y especialista en un arte necesario en estos tiempos y en todos: la creación, constante y paciente de felicidad.

Felicidad que esa tarde soleada de domingo pintó de colores la Plaza de San Marcelo.

Imágenes: Amigos de Papel
María García Esperón


El poema que cayó a la mar

Ester Sánchez y Aurelio González Ovies saben decir desde dentro la palabra mar.

Y los dos poseen el pulmón pleno de sueños para bucear en las profundidades del poema.

Su libro ilustrado de 2007, El poema que cayó a la mar, marcó el inicio de una generosa colaboración entre un poeta y una ilustradora que al lado de su hermana Ángela impulsa desde la asturiana Editorial Pintar-Pintar una colección que ha agitado las aguas de la poesía para niños en el ámbito hispanoparlante.
Aurelio González Ovies

Aurelio es dueño de una ensoñación poderosa. La dirija o no hacia la infancia, el efecto es el mismo: secuestra la sensibilidad desde las primeras líneas y desprevenidos nos confabula en el destino de ese poema que...

estaba tan abandonado,
se sentía tan solo, tan triste y tan mal,
que marchó del libro que sobre unas rocas
olvidó algún hombre después de pescar.


Ester Sánchez
Ya confabulados, nos sumergimos en el mar lleno de fábulas y nosotros mismos fabulosos, empezamos con el poeta a desgranar los alfabetos, a ver claramente ese poema que se pone de pie sobre las mayúsculas, se arranca las oes y usa prismáticos.

Y Ester a atraer olas y arena, a descomponer arena y olas en su naturaleza corpuscular para recomponerla, surcando las hojas del libro de una melodía muy dulce y pictórica, una salina niebla rota por naranjas muy crustáceos, verdesirenas y sepias sepias que se entintan a sí mismas, sobre la página generosa -como le gustan a Ester las páginas, como nos gustan- que extiende su horizonte en nuestras manos como el mismo fabuloso mar.




Fábula de mares, como la de Simbad y la de Ulises, el poema caído no va al encuentro de lo maravilloso que guardan las profundidades, porque -y éste es el secreto de los cuentos de siempre- él mismo es la maravilla que transforma lo que mira y lo que toca.
Cae y adquiere y otorga el don transformador de la palabra.
Cae e instaura el tiempo original, el Desde entonces... que viven los buzos lectores a los que les ha cambiado la mirada y, como Alberti siempre dispuesto mar a ver sirenas...
 
ven peces metáfora, adverbios coral,
delfines esdrújulos, pulpos monosílabos
y algas muy poéticas con rimas de sal.


Como en los cuentos de siempre, el Poema que cayó a la mar tiene la palabra encantada. Posee humor, un humor delicioso, pero es serio y bello como la ensoñación infantil, como su jugar misterioso.

Porque para soñar y para jugar bien hay que hacerlo en serio.

Entramos en los versos de este libro como en el sueño y en el juego: por un encantamiento. Los colores hablan y las palabras vibran, los peces de Ester miran con confiados ojos humanos, las gaviotas son tan maravillosas como las sirenas, el ingenio le da la mano a la melancolía y sumergidos en las aguas del sueño que brotan de este libro para niños nos quedamos encantados al conocer los secretos del encantamiento del mundo:

... y que algunas olas traen versos sueltos
que mojan los pies a la soledad.

Y como en los cuentos de siempre, al llegar al último verso, buceamos si no ha quedado alguna página por leer y queremos que nos lo cuenten otra vez.. para volver a convertirnos con Aurelio y Ester en los  fabulosos confabulados  del Poema que cayó a la mar.

Aurelio González Ovies
El poema que cayó  a la mar
Il. Ester Sánchez
Editorial Pintar-Pintar
Oviedo, 2007

Imágenes: web de la Editorial Pintar-Pintar

20 de mayo de 2010

Chispina: Aurelio González Ovies y Ester Sánchez

Aurelio González Ovies
Este libro de poesía para niños publicado por la casa editorial asturiana Pintar-Pintar, se enciende desde la primera línea, atiza en la inicial pincelada.
Ester Sánchez

Aurelio González Ovies y Ester Sánchez coinciden una vez más en el espacio privilegiado de la creación poética para niños y con palabras e imágenes brindan una aventura en verso que va más allá de la deliciosa diversión que aporta para alumbrar reflexiones al rojo vivo.
 Si  en el Poema que cayó a la mar -también con ilustraciones de Ester Sánchez- el poeta habia abierto sobre las cosas y el verso la dulce mirada del agua, en este su libro de 2008 los versos y las cosas se expresan con los rigores del fuego, con el humor chispeante de la brasa, con su ser inflexible y su mandato.

 Divagador frente a la chimenea, Aurelio ve una chispa saltar y de inmediato la imagina, o mejor, la reimagina al mirarla porque ella lo ha mirado.
Chispina es una niña que se desprende de la madre leña porque sencillamente se aburre. Chispina se escapa y Ester reimagina el fuego en corpúsculos cuadrangulares que describen  tanto el rostro enojado de MamáLeña como  las huellas incendiarias de la libertad traviesa de esta escapatoria.

Salió de la chimenea
y del primer chispablinco
cayó encima de un peluche
y le chamuscó el ombligo.

Toda ignorancia y voluntad de existencia, Chispina toda niña quiere probarlo todo en el mundo humano al que ha accedido. Y todo lo incendia, voluntariosa y cósmica.

dondequiera que se sienta
deja un boquete prendido.

   Si Aurelio le suelta la lengua al fuego, Ester logra que el pincel huela a chamusquina y pasamos los dedos sobre la hoja para ver si la hoja nos pinta de humo los dedos. Pero Chispina es más rápida y ya hace de las suyas por calles y almacenes. Le cambia el humor a Chispina al descubrir fuegos de artificio y quiere llorar mientras las palmeras de Ester quieren llover  acuarela sobre la gana de lágrima de este pequeño fuego:

Casi le saltan las lágrimas
pero se hizo la fuerte.
¡Una gotita tan sólo
la apagaría para siempre!

   Poesía de la imaginación material, criatura de la ensoñación frente al fuego que no se cansa de que lo miremos, Chispina de palabras y de imágenes describe su trayectoria de gozo y peligro para retornar a su origen maternal. Pero ya nos hizo criaturas de su destino y si ella probó el frío, en nosotros queda cálida y roja la huella de su paso.

María García Esperón

 Chispina
Aurelio González Ovies
Il. Ester Sánchez
Editorial Pintar-Pintar
Oviedo, 2008

Imágenes: web de Pintar-Pintar

1 de mayo de 2010

En el Día de la Madre: un libro y un video en el lenguaje del amor

   En mayo 2010, a través de la Editorial Pintar-Pintar llega este libro como un regalo insólito, para ponernos  la vida al margen de la vida, en el territorio infinito del recuerdo, donde el paisaje y las estaciones son rostro, donde todo se cura y todo es consuelo, donde no hay malos entendidos ni suspicacias porque se habla un solo y original lenguaje: el idioma del amor.

Qué me importaba el idioma
si abrazaba como nadie
si amasaba bollos suizos
y napolitanas de hojaldre.




   Mi madre es el nuevo poemario que entrega Aurelio González Ovies a los niños y a todos, y con él los espacios inagotables del recuerdo sin fecha, del sol que es El Sol, de la fresa que es La Fresa, del mundo del niño sostenido por la mirada, por la atención, por la mente siempre alerta y vigilante de la madre, amor en acto sin suspensión de su actividad, que sostiene y alumbra la sagrada cotidianeidad de la infancia.

Hablaba con los ángeles
y tan sólo con mirarle
un mapamundi de amor
se reflejaba en mi madre.

    Al dar la vuelta a la llave mágica, llave de verso, el lector se encuentra inmerso en la atmósfera  de su alma de niño, en su propia edad de oro, en esos momentos que se han vivido sin saber  que crecen en la raíz del tiempo y que la luz que atrae sus ramas es el amor de la madre, el único amor porque sí, el esencial, el Absoluto, el que se expresa sin palabras en el gesto, en la mirada, desde el insondable manantial donde la pena se une con el consuelo, y la nostalgia se convierte en la flor del ahora:

Mi madre no sabía idiomas
pero era tan cariñosa...

   Los puntos suspensivos nos conducen a la estación de la belleza y del consejo que hace explosión bajo la forma de un tercer y cuarto verso, dística moneda de oro para siempre en las alforjas del alma:

me decía que con empeño
puedes lograr cualquier cosa.

   Memoria fiel en el margen de la vida al que nos ha conducido el poema; arrodillada sobre su reflejo en las aguas que se escapan, se confirma como perteneciente a un mundo demasiado hermoso, oloroso a pan e iluminado desde sus adentros, donde todos los hilos urden una sola trama de plenitud.

No sabía idiomas, qué importa.
Yo le ponía en todo un diez.
Hacía faldas escocesas
y tejía con punto inglés.

   Este ambiente pleno que se enuncia en copretérito nos arrastra al país fragante del antes, que se vuelve más grande y hospitalario cada vez que retornamos a él.
   Una puerta para el retorno es este libro ilustrado, cuyos colores apetecen los rosas, amarillos y azules con que se pinta la infancia en el recuerdo.
   Las ilustraciones de Job Sánchez son puro gozo que respira en la confiada inocencia del color. Que abrazan como abrazan los niños a su madre, sin temor al qué dirán o a las repercusiones del abrazo. Desintelectualizadas, juegan con el blanco del que brotan como un niño en una fuente. Refrescan, serenan, alegran. Son buenas conductoras de la nostalgia y amables guías para regresar del margen a la vida, que irremediablemente nos tiene entre sus manos.

El Video



   Pintar-Pintar ha realizado un video extraordinario a propósito de Mi madre. Va más allá de la promoción editorial y se convierte en poesía. Al acariciar los paisajes del poema como lo hace, propone una manera diferente y bella de respirar en la belleza.
   En sí, este video es un poema y es un regalo. Otorga mundo. Y no cualquier mundo, sino el de la infancia que paladea con deleite sus sabores, que huele los aromas para tejerlos fresa, hojaldre, bollo... en el recuerdo, que urde sus hilos en tartán escocés que reconocen  los ojos del tacto, que los guarda para evocarlos, para soñarlos luego.
   Sobre su música, el ojo-respiración camina y corre, vuela y se detiene, se posa en un rincón de la página para mejor ver venir el verso y su cadencia generosa de memoria.
   Porque como el libro que lo origina, el video Mi madre ha escrito sus imágenes en el idioma del amor.

María García Esperón