El hábito no hace al monje

Barcas en Salou (Tarragona)

Creía que ella era la importante porque sus hijos le habían regalado un crucero para celebrar sus bodas de plata y tal acontecimiento le daba una aureola especial porque nunca había sido protagonista de nada en su vida. Por eso se había comprado ropa, se había vestido de una manera que no solía. Por eso se había creado un papel, pero lo estaba interpretando mal y, en lugar de ser la mujer sencilla y especial de siempre, se había convertido en un esperpento. A su marido no le hacía ninguna gracia y estaba deseando que acabara el dichoso crucero y volver a casa. Además el traje de pingüino que le había hecho poner su mujer para la cena de gala no le gustaba y, encima, le sentaba fatal.

(de Cuentos de la tierra y el mar, Anabel Sáiz)

Desde Tarragona, donde siempre es primavera

GASTOS INCLUIDOS

Habían decidido pasar quince días en un hermoso pueblo de la costa y contrataron en una agencia un paquete turístico que les cubría todo. ¡Qué alegría no tener que pensar en otra cosa que en pasarlo bien! Y allá fueron. Se bajaron en el apeadero donde los esperaba el guía. Los condujo al hotel que estaba al lado mismo en el que permanecieron las dos semanas. No salieron a ver el pueblo que tan hermoso era en las postales que sí compraron porque el hotel les había cubierto las 24 horas del día. Que si sauna, que si piscina, que si talleres, que si las compras en el mismo hotel, que si esto y lo otro. La cuestión es que regresaron a su casa tan contentos, aunque, eso sí, no tenían ni idea de lo que había al otro lado del hotel. Al fin y al cabo, se dijeron, la globalización lo pone todo a nuestro alcance.

(Anabel Sáiz Ripoll)

Un saludo a todos y a todas las amigas y amigos de Voz y Mirada. Ésta es mi primera incursión en este lindo balcón que une las dos orillas. El cuento breve que incluyo tiene mucho que ver con el turismo... y yo vivo en la Costa Dorada donde no siempre es primavera, pero siempre hay un turista.