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20 de abril de 2012

Romance de las tres manolas, de Federico García Lorca, en la voz de Joaquín De la Buelga



 Granada, calle de Elvira, 
donde viven las manolas, 
las que se van a la Alhambra, 
las tres y las cuatro solas. 
Una vestida de verde,
otra de malva, y la otra, 
un corselete escocés 
con cintas hasta la cola. 

Las que van delante, garzas 
la que va detrás, paloma, 
abren por las alamedas 
muselinas misteriosas.
¡Ay, qué oscura está la Alhambra! 
¿Adónde irán las manolas 
mientras sufren en la umbría
el surtidor y la rosa? 

¿Qué galanes las esperan? 
¿Bajo qué mirto reposan? 
¿Qué manos roban perfumes 
a sus dos flores redondas? 

Nadie va con ellas, nadie; 
dos garzas y una paloma. 
Pero en el mundo hay galanes 
que se tapan con las hojas. 
La catedral ha dejado 
bronces que la brisa toma; 
El Genil duerme a sus bueyes 
y el Dauro a sus mariposas. 

La noche viene cargada
con sus colinas de sombra; 
una enseña los zapatos 
entre volantes de blonda;
la mayor abre sus ojos 
y la menor los entorna. 

¿Quién serán aquellas tres 
de alto pecho y larga cola? 
¿Por qué agitan los pañuelos? 
¿Adónde irán a estas horas? 
Granada, calle de Elvira, 
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra, 
las tres y las cuatro solas. 




Recita: Joaquín De la Buelga
Realización: MGE
Selección musical: JBP
La Caravana del Verso
2012

31 de octubre de 2011

El crimen fue en Granada, de Antonio Machado



I

EL CRIMEN

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico.
-sangre en la frente y plomo en las entrañas-.
...Que fue en Granada el crimen
sabed -¡pobre Granada!-, en su Granada...

II

EL POETA Y LA MUERTE

Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
Ya el sol en torre y torre; los martillos
en yunque - yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
"Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!"

III

Se le vio caminar..
Labrad, amigos,
de piedra y sueño, en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!



(C) Antonio Machado
Recitan: Joaquín De la Buelga y María García Esperón
Selección musical: JBP
Edición: MGE
LA CARAVANA DEL VERSO
MMXI

3 de octubre de 2011

Si mis manos pudieran deshojar... de Federico García Lorca



10 de noviembre de 1919. (Granada.)

Yo pronuncio tu nombre
en las noches oscuras,
cuando vienen los astros
a beber en la luna
y duermen los ramajes
de las frondas ocultas.
Y yo me siento hueco
de pasión y de música.
Loco reloj que canta
muertas horas antiguas.

Yo pronuncio tu nombre,
en esta noche oscura,
y tu nombre me suena
más lejano que nunca.
Más lejano que todas las estrellas
y más doliente que la mansa lluvia

¿Te querré como entonces
alguna vez? ¿Qué culpa
tiene mi corazón?
Si la niebla se esfuma
¿qué otra pasión me espera?
¿será tranquila y pura?
¡¡si mis dedos pudieran
deshojar a la luna!!




Federico García Lorca
Voz: María García Esperón
Música: Chris Spheeris
MMXI

1 de octubre de 2011

Como las cerezas del Verdeamor, de Rafa Lorenzo. Recita Joaquín de la Buelga


Cuando ladraron los máuseres
empuñados por trémulas manos obedientes
a las órdenes asesinas de las estrellas rebeldes,
los resecos olivos, cabizbajos, sudaron sangre.
La resina pegajosa brotó más colorada que nunca,
rojo oscura, rojo intensa,
de idéntico color a las cerezas
encaramadas en el árbol de la infancia.
¡Cuanta paradoja!

Ramas perladas de rubíes, brotados a borbotones,
coágulos de dulzura, burbujas de inocencia,
pendientes y collarinos aromáticos,
fruto y sombra a la vera de la casa del Verdeamor.

En la sierra granadina,
aquél niño genial de treinta y tantos años,
fue asesinado brutalmente
cuando amanecía la desgracia,
cuando florecía la canalla más canalla.
Tintaron la tierra anaranjada con su sabia madura,
fontana de palabra escogida, derramada...
¡Maleficio de Bernarda!

Malditas bestias oscuras que enlutaron la miseria.

Sangre de Lorca que enfanga la historia.
La memoria incompleta, inacabada.
Quisieron olvidarnos al poeta, y al maestro,
y a los dos banderilleros, crucificados a su vera
como los ladrones del Calvario.



Como tantos y tantos hombres y mujeres,
paseados, chequeados,
en negras noches difuntas,
andaluzas, gallegas, extremeñas, asturianas...
Infinitas madrugadas sucesivas.

Dos, cuatro, cuarenta, cuatrocientos, cuatro mil,
cuatrocientos cuarenta y cuatro mil...
En fila india,
de dos en dos,
a pares,
por parejas,
como las astas del toro,
como las banderillas,
como la guardia civil...
como las cerezas.

A Federico García Lorca lo detuvieron
El 16 de agosto de 1936, en Granada,
su Granda
albaicina,
gitana.

En la sierra periférica de Víznar
lo fusilaron antes de rayar el alba,

¡Por poeta, rojo y maricón!


(C) Rafa Lorenzo
Recita: Joaquín De la Buelga
MMXI

25 de septiembre de 2011

Romance de Ronda, de García Lorca. Feria taurina de San Miguel de Allende


En la corrida más grande
que se vio en Ronda la vieja.
Cinco toros de azabache,
con divisa verde y negra.
Yo pensaba siempre en ti;
yo pensaba: si estuviera
conmigo mi triste amiga,
mi Marianita Pineda.
Las niñas venían gritando
sobre pintadas calesas
con abanicos redondos
bordados de lentejuelas.
Y los jóvenes de Ronda
sobre jacas pintureras,
los anchos sombreros grises
calados hasta las cejas.
La plaza, con el gentío
(calañés y altas peinetas)
giraba como un zodíaco
de risas blancas y negras.
Y cuando el gran Cayetano
cruzó la pajiza arena
con traje color manzana,
bordado de plata y seda,
destacándose gallardo
entre la gente de brega
frente a los toros zainos
que España cría en su tierra,
parecía que la tarde
se ponía más morena.
¡Si hubieras visto con qué
gracia movía las piernas!
¡Qué gran equilibrio el suyo
con la capa y la muleta!
Ni Pepe-Hillo ni nadie
toreó como él torea.
Cinco toros mató; cinco,
con divisa verde y negra.
En la punta de su estoque
cinco flores dejó abiertas,
y a cada instante rozaba
los hocicos de las fieras,
como una gran mariposa
de oro con alas bermejas.
La plaza, al par que la tarde,
vibraba fuerte, violenta,
y entre el olor de la sangre
iba el olor de la sierra.
Yo pensaba siempre en ti;
yo pensaba: si estuviera
conmigo mi triste amiga,
mi Marianita Pineda.


Recita: María García Esperón
A la guitarra: Alejandro Cabrero
Feria taurina de San Miguel de Allende
24 de septiembre 2011

19 de agosto de 2011

La luna malherida: A Federico


18 de agosto de 2011

Como las cerezas del Verdeamor, de Rafa Lorenzo. Homenaje a García Lorca



Homenaje y Memoria a Federico García Lorca en el 75 Aniversario de su asesinato.

Estos versos míos, quieren ser homenaje y memoria a Federico García Lorca ahora justo cuando se cumple el 75 aniversario de su brutal asesinato, cometido por los desalmados fascistas que asaltaron el poder legitimo y republicano para teñir de sangre y miseria a la mayor ciudadanía española. Lorca, espejo de tantos y tantos miles de hombres, mujeres y niños masacrados como él, desmembrados y ocultos, jamás por nuestro sentido común ignorados, no debe de permanecer más tiempo bajo las tierras más ocultas de España.
Como las cerezas del Verdeamor, de aquel árbol de la fruta prohibida de mi infancia, haciendo sombra y abanico a la casa de mi primera inocencia, contrapone la tristura del mayor de los crímenes fascistas al pie de un noble olivo que tanto engendró en él rima y bronceado poético. Es esta mi única canción sin música, para ser sentida sin aditamentos sonoros que oculten el tronar del corazón que late los mementos necesarios para que la memoria recupere y devuelva a su digno sitio, el privilegio y el merecimiento histórico de todos y cada uno de aquellos que aun siguen desterrados en las cunetas, en los barrancos, en las serranías, en los alrededores de los cementerios, o en los parajes miserables elegidos por quienes truncaron la legalidad vigente y democrática. Los que rompieron la armonía universal del poeta más grande y necesario.



COMO LAS CEREZAS DEL VERDEAMOR

Cuando ladraron los máuseres
empuñados por trémulas manos obedientes
a las órdenes asesinas de las estrellas rebeldes,
los resecos olivos, cabizbajos, sudaron sangre.
La resina pegajosa brotó más colorada que nunca,
rojo oscura, rojo intensa,
de idéntico color a las cerezas
encaramadas en el árbol de la infancia.
¡Cuanta paradoja!

Ramas perladas de rubíes, brotados a borbotones,
coágulos de dulzura, burbujas de inocencia,
pendientes y collarinos aromáticos,
fruto y sombra a la vera de la casa del Verdeamor.

En la sierra granadina,
aquél niño genial de treinta y tantos años,
fue asesinado brutalmente
cuando amanecía la desgracia,
cuando florecía la canalla más canalla.
Tintaron la tierra anaranjada con su sabia madura,
fontana de palabra escogida, derramada…
¡Maleficio de Bernarda!

Malditas bestias oscuras que enlutaron la miseria.

Sangre de Lorca que enfanga la historia.
La memoria incompleta, inacabada.
Quisieron olvidarnos al poeta, y al maestro,
y a los dos banderilleros, crucificados a su vera
como los ladrones del Calvario.



Como tantos y tantos hombres y mujeres,
paseados, chequeados,
en negras noches difuntas,
andaluzas, gallegas, extremeñas, asturianas…
Infinitas madrugadas sucesivas.

Dos, cuatro, cuarenta, cuatrocientos, cuatro mil,
cuatrocientos cuarenta y cuatro mil…
En fila india,
de dos en dos,
a pares,
por parejas,
como las astas del toro,
como las banderillas,
como la guardia civil…
como las cerezas.

A Federico García Lorca lo detuvieron
El 16 de agosto de 1936, en Granada,
su Granda
albaicina,
gitana.

En la sierra periférica de Víznar
lo fusilaron antes de rayar el alba,

¡Por poeta, rojo y maricón!

Rafa Lorenzo,
16 de agosto de 2011, fiesta de San Roque en Tineo mi pueblo y el vuestro.




Carlos Rodríguez nació en Tineo, estudió periodismo en Madrid y fue redactor de La Nueva España durante varios años, locutor-redactor y finalmente Director de Radio Nacional de España en Asturias  hasta su jubilación; también trabajó en TVE. Escritor, conferenciante, es sin duda el mejor comunicador asturiano que hoy se mueve por los escenarios de aquí y de allá. Su voz cálida y profunda da el realce y brillo necesario para hacer que el verso y la prosa en su declamación tome vida propia despegándose la letra imprensa en un halo sinfónico encantador. Entre otros menesteres, Carlos Rodríguez es el presentador oficial (voz en off) en la ceremonia anual de la entrega de los Premios Príncipe de Asturias.

4 de febrero de 2011

Elegía Primera, de Miguel Hernández

La gran VOZ de José Sacristán, actor español, asiduo de recitales poéticos en España, siempre dispuesto a sumergirnos en otras voces.





Poema Elegía Primera
de Miguel Hernandez


Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas,
y en traje de cañón, las parameras
donde cultiva el hombre raíces y esperanzas,
y llueve sal, y esparce calaveras.



Verdura de las eras,
¿qué tiempo prevalece la alegría?
El sol pudre la sangre, la cubre de asechanzas
y hace brotar la sombra más sombría.

El dolor y su manto
vienen una vez más a nuestro encuentro.
Y una vez más al callejón del llanto
lluviosamente entro.

Siempre me veo dentro
de esta sombra de acíbar revocada,
amasado con ojos y bordones,
que un candil de agonía tiene puesto a la entrada
y un rabioso collar de corazones.

Llorar dentro de un pozo,
en la misma raíz desconsolada
del agua, del sollozo,
del corazón quisiera:
donde nadie me viera la voz ni la mirada,
ni restos de mis lágrimas me viera.

Entro despacio, se me cae la frente
despacio, el corazón se me desgarra
despacio, y despaciosa y negramente
vuelvo a llorar al pie de una guitarra.

Entre todos los muertos de elegía,
sin olvidar el eco de ninguno,
por haber resonado más en el alma mía,
la mano de mi llanto escoge uno.

Federico García
hasta ayer se llamó: polvo se llama.
Ayer tuvo un espacio bajo el día
que hoy el hoyo le da bajo la grama.

¡Tanto fue! ¡Tanto fuiste y ya no eres!
Tu agitada alegría,
que agitaba columnas y alfileres,
de tus dientes arrancas y sacudes,
y ya te pones triste, y sólo quieres
ya el paraíso de los ataúdes.

Vestido de esqueleto,
durmiéndote de plomo,
de indiferencia armado y de respeto,
te veo entre tus cejas si me asomo.

Se ha llevado tu vida de palomo,
que ceñía de espuma
y de arrullos el cielo y las ventanas,
como un raudal de pluma
el viento que se lleva las semanas.

Primo de las manzanas,
no podrá con tu savia la carcoma,
no podrá con tu muerte la lengua del gusano,
y para dar salud fiera a su poma
elegirá tus huesos el manzano.

Cegado el manantial de tu saliva,
hijo de la paloma,
nieto del ruiseñor y de la oliva:
serás, mientras la tierra vaya y vuelva,
esposo siempre de la siempreviva,
estiércol padre de la madreselva.

¡Qué sencilla es la muerte: qué sencilla,
pero qué injustamente arrebatada!
No sabe andar despacio, y acuchilla
cuando menos se espera su turbia cuchillada.

Tú, el más firme edificio, destruido,
tú, el gavilán más alto, desplomado,
tú, el más grande rugido,
callado, y más callado, y más callado.

Caiga tu alegre sangre de granado,
como un derrumbamiento de martillos feroces,
sobre quien te detuvo mortalmente.
Salivazos y hoces
caigan sobre la mancha de su frente.

Muere un poeta y la creación se siente
herida y moribunda en las entrañas.
Un cósmico temblor de escalofríos
mueve temiblemente las montañas,
un resplandor de muerte la matriz de los ríos.

Oigo pueblos de ayes y valles de lamentos,
veo un bosque de ojos nunca enjutos,
avenidas de lágrimas y mantos:
y en torbellino de hojas y de vientos,
lutos tras otros lutos y otros lutos,
llantos tras otros llantos y otros llantos.

No aventarán, no arrastrarán tus huesos,
volcán de arrope, trueno de panales,
poeta entretejido, dulce, amargo,
que al calor de los besos
sentiste, entre dos largas hileras de puñales,
largo amor, muerte larga, fuego largo.

Por hacer a tu muerte compañía,
vienen poblando todos los rincones
del cielo y de la tierra bandadas de armonía,
relámpagos de azules vibraciones.
Crótalos granizados a montones,
batallones de flautas, panderos y gitanos,
ráfagas de abejorros y violines,
tormentas de guitarras y pianos,
irrupciones de trompas y clarines.

Pero el silencio puede más que tanto instrumento.

Silencioso, desierto, polvoriento
en la muerte desierta,
parece que tu lengua, que tu aliento,
los ha cerrado el golpe de una puerta.

Como si paseara con tu sombra,
paseo con la mía
por una tierra que el silencio alfombra,
que el ciprés apetece más sombría.

Rodea mi garganta tu agonía
como un hierro de horca
y pruebo una bebida funeraria.
Tú sabes, Federico García Lorca,
que soy de los que gozan una muerte diaria.



8 de enero de 2011

Redescubriendo a Lorca


PRIMER BORRADOR

Hallan el original de un poema de Federico García Lorca en la biblioteca del Congreso de EEUU


08.01.11 - 13:07 - 

30 de noviembre de 2009

Mariposa, de Lorca, por Yoni Cantacuentos



Mariposa
(Federico García Lorca)

Mariposa del aire,

qué hermosa eres,

mariposa del aire

dorada y verde.

Luz del candil,

mariposa del aire,

¡quédate ahí, ahí, ahí!…

No te quieres parar,

pararte no quieres.


Mariposa del aire

dorada y verde.

Luz del candil,

mariposa del aire,

¡quédate ahí, ahí, ahí!…

¡Quédate ahí!

Mariposa, ¿estás ahí?



Musicalizador e intérprete: Yoni Cantacuentos
www.yonicantacuentos.com
(España)
Imagen: María García Esperón
(El cielo y las nubes de Querétaro)
(México)
2009

19 de noviembre de 2009

Zorongo imperfecto en Querétaro




Hay versiones perfectas de este zorongo desde la Argentinita hasta Ana Belén, pasando por Marisol y la sublime Carmen Linares. Pero solamente hay un zorongo imperfecto, como este que me ocurrió a mí, bajo la luna de Querétaro. (MGE)



Zorongo
Federico García Lorca

De noche me salgo al patio
y me harto de llorar
de ver que te quiero tanto
y tú no me quieres ná.
Cuando fuiste novio mío
por la primavera blanca
los cascos de tu caballo
cuatro sollozos de plata
La luna es un pozo chico
las flores no valen nada
lo que vale son tus ojos
cuando de noche me miran.
Lo que vale son tus brazos
cuando de noche me abrazan.
Las manos de mi cariño
te están bordando una capa
con agremán de alhelíes
y con esclavina de agua.
Dicen que son veinticuatro
las horas que tiene el día
si tuvieran veintisiete
tres horas más te querría.

Voz: María García Esperón
Música: Manuel Cubedo
Para Voz y Mirada
2009

Zorongo imperfecto en Querétaro




Hay versiones perfectas de este zorongo desde la Argentinita hasta Ana Belén, pasando por Marisol y la sublime Carmen Linares. Pero solamente hay un zorongo imperfecto, como este que me ocurrió a mí, bajo la luna de Querétaro. (MGE)



Zorongo
Federico García Lorca

De noche me salgo al patio
y me harto de llorar
de ver que te quiero tanto
y tú no me quieres ná.
Cuando fuiste novio mío
por la primavera blanca
los cascos de tu caballo
cuatro sollozos de plata
La luna es un pozo chico
las flores no valen nada
lo que vale son tus ojos
cuando de noche me miran.
Lo que vale son tus brazos
cuando de noche me abrazan.
Las manos de mi cariño
te están bordando una capa
con agremán de alhelíes
y con esclavina de agua.
Dicen que son veinticuatro
las horas que tiene el día
si tuvieran veintisiete
tres horas más te querría.

Voz: María García Esperón
Música: Manuel Cubedo
Para Voz y Mirada
2009