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María García Esperón
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4/20/2012 10:06:00 p. m.
Granada, calle de Elvira, donde viven las manolas, las que se van a la Alhambra, las tres y las cuatro solas. Una vestida de verde, otra de malva, y la otra, un corselete escocés con cintas hasta la cola.
Las que van delante, garzas la que va detrás, paloma, abren por las alamedas muselinas misteriosas. ¡Ay, qué oscura está la Alhambra! ¿Adónde irán las manolas mientras sufren en la umbría el surtidor y la rosa?
¿Qué galanes las esperan? ¿Bajo qué mirto reposan? ¿Qué manos roban perfumes a sus dos flores redondas?
Nadie va con ellas, nadie; dos garzas y una paloma. Pero en el mundo hay galanes que se tapan con las hojas. La catedral ha dejado bronces que la brisa toma; El Genil duerme a sus bueyes y el Dauro a sus mariposas.
La noche viene cargada con sus colinas de sombra; una enseña los zapatos entre volantes de blonda; la mayor abre sus ojos y la menor los entorna.
¿Quién serán aquellas tres de alto pecho y larga cola? ¿Por qué agitan los pañuelos? ¿Adónde irán a estas horas? Granada, calle de Elvira, donde viven las manolas, las que se van a la Alhambra, las tres y las cuatro solas.
Recita: Joaquín De la Buelga Realización: MGE Selección musical: JBP La Caravana del Verso 2012
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María García Esperón
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10/31/2011 06:38:00 p. m.
I
EL CRIMEN
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico.
-sangre en la frente y plomo en las entrañas-.
...Que fue en Granada el crimen
sabed -¡pobre Granada!-, en su Granada...
II
EL POETA Y LA MUERTE
Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
Ya el sol en torre y torre; los martillos
en yunque - yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
"Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!"
III
Se le vio caminar..
Labrad, amigos,
de piedra y sueño, en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!
(C) Antonio Machado Recitan: Joaquín De la Buelga y María García Esperón Selección musical: JBP Edición: MGE LA CARAVANA DEL VERSO MMXI
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María García Esperón
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10/01/2011 07:37:00 p. m.
Cuando ladraron los máuseres
empuñados por trémulas manos obedientes
a las órdenes asesinas de las estrellas rebeldes,
los resecos olivos, cabizbajos, sudaron sangre.
La resina pegajosa brotó más colorada que nunca,
rojo oscura, rojo intensa,
de idéntico color a las cerezas
encaramadas en el árbol de la infancia.
¡Cuanta paradoja!
Ramas perladas de rubíes, brotados a borbotones,
coágulos de dulzura, burbujas de inocencia,
pendientes y collarinos aromáticos,
fruto y sombra a la vera de la casa del Verdeamor.
En la sierra granadina,
aquél niño genial de treinta y tantos años,
fue asesinado brutalmente
cuando amanecía la desgracia,
cuando florecía la canalla más canalla.
Tintaron la tierra anaranjada con su sabia madura,
fontana de palabra escogida, derramada...
¡Maleficio de Bernarda!
Malditas bestias oscuras que enlutaron la miseria.
Sangre de Lorca que enfanga la historia.
La memoria incompleta, inacabada.
Quisieron olvidarnos al poeta, y al maestro,
y a los dos banderilleros, crucificados a su vera
como los ladrones del Calvario.
Como tantos y tantos hombres y mujeres,
paseados, chequeados,
en negras noches difuntas,
andaluzas, gallegas, extremeñas, asturianas...
Infinitas madrugadas sucesivas.
Dos, cuatro, cuarenta, cuatrocientos, cuatro mil,
cuatrocientos cuarenta y cuatro mil...
En fila india,
de dos en dos,
a pares,
por parejas,
como las astas del toro,
como las banderillas,
como la guardia civil...
como las cerezas.
A Federico García Lorca lo detuvieron
El 16 de agosto de 1936, en Granada,
su Granda
albaicina,
gitana.
En la sierra periférica de Víznar
lo fusilaron antes de rayar el alba,
¡Por poeta, rojo y maricón!
(C) Rafa Lorenzo
Recita: Joaquín De la Buelga
MMXI
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María García Esperón
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9/25/2011 06:13:00 p. m.
En la corrida más grande
que se vio en Ronda la vieja.
Cinco toros de azabache,
con divisa verde y negra.
Yo pensaba siempre en ti;
yo pensaba: si estuviera
conmigo mi triste amiga,
mi Marianita Pineda.
Las niñas venían gritando
sobre pintadas calesas
con abanicos redondos
bordados de lentejuelas.
Y los jóvenes de Ronda
sobre jacas pintureras,
los anchos sombreros grises
calados hasta las cejas.
La plaza, con el gentío
(calañés y altas peinetas)
giraba como un zodíaco
de risas blancas y negras.
Y cuando el gran Cayetano
cruzó la pajiza arena
con traje color manzana,
bordado de plata y seda,
destacándose gallardo
entre la gente de brega
frente a los toros zainos
que España cría en su tierra,
parecía que la tarde
se ponía más morena.
¡Si hubieras visto con qué
gracia movía las piernas!
¡Qué gran equilibrio el suyo
con la capa y la muleta!
Ni Pepe-Hillo ni nadie
toreó como él torea.
Cinco toros mató; cinco,
con divisa verde y negra.
En la punta de su estoque
cinco flores dejó abiertas,
y a cada instante rozaba
los hocicos de las fieras,
como una gran mariposa
de oro con alas bermejas.
La plaza, al par que la tarde,
vibraba fuerte, violenta,
y entre el olor de la sangre
iba el olor de la sierra.
Yo pensaba siempre en ti;
yo pensaba: si estuviera
conmigo mi triste amiga,
mi Marianita Pineda.
Recita: María García Esperón A la guitarra: Alejandro Cabrero Feria taurina de San Miguel de Allende 24 de septiembre 2011
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María García Esperón
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8/18/2011 08:20:00 p. m.
Homenaje y Memoria a Federico García Lorca en el 75 Aniversario de su asesinato.
Estos versos míos, quieren ser homenaje y memoria a Federico García Lorca ahora justo cuando se cumple el 75 aniversario de su brutal asesinato, cometido por los desalmados fascistas que asaltaron el poder legitimo y republicano para teñir de sangre y miseria a la mayor ciudadanía española. Lorca, espejo de tantos y tantos miles de hombres, mujeres y niños masacrados como él, desmembrados y ocultos, jamás por nuestro sentido común ignorados, no debe de permanecer más tiempo bajo las tierras más ocultas de España.
Como las cerezas del Verdeamor, de aquel árbol de la fruta prohibida de mi infancia, haciendo sombra y abanico a la casa de mi primera inocencia, contrapone la tristura del mayor de los crímenes fascistas al pie de un noble olivo que tanto engendró en él rima y bronceado poético. Es esta mi única canción sin música, para ser sentida sin aditamentos sonoros que oculten el tronar del corazón que late los mementos necesarios para que la memoria recupere y devuelva a su digno sitio, el privilegio y el merecimiento histórico de todos y cada uno de aquellos que aun siguen desterrados en las cunetas, en los barrancos, en las serranías, en los alrededores de los cementerios, o en los parajes miserables elegidos por quienes truncaron la legalidad vigente y democrática. Los que rompieron la armonía universal del poeta más grande y necesario.
COMO LAS CEREZAS DEL VERDEAMOR
Cuando ladraron los máuseres
empuñados por trémulas manos obedientes
a las órdenes asesinas de las estrellas rebeldes,
los resecos olivos, cabizbajos, sudaron sangre.
La resina pegajosa brotó más colorada que nunca,
rojo oscura, rojo intensa,
de idéntico color a las cerezas
encaramadas en el árbol de la infancia.
¡Cuanta paradoja!
Ramas perladas de rubíes, brotados a borbotones,
coágulos de dulzura, burbujas de inocencia,
pendientes y collarinos aromáticos,
fruto y sombra a la vera de la casa del Verdeamor.
En la sierra granadina,
aquél niño genial de treinta y tantos años,
fue asesinado brutalmente
cuando amanecía la desgracia,
cuando florecía la canalla más canalla.
Tintaron la tierra anaranjada con su sabia madura,
fontana de palabra escogida, derramada…
¡Maleficio de Bernarda!
Malditas bestias oscuras que enlutaron la miseria.
Sangre de Lorca que enfanga la historia.
La memoria incompleta, inacabada.
Quisieron olvidarnos al poeta, y al maestro,
y a los dos banderilleros, crucificados a su vera
como los ladrones del Calvario.
Como tantos y tantos hombres y mujeres,
paseados, chequeados,
en negras noches difuntas,
andaluzas, gallegas, extremeñas, asturianas…
Infinitas madrugadas sucesivas.
Dos, cuatro, cuarenta, cuatrocientos, cuatro mil,
cuatrocientos cuarenta y cuatro mil…
En fila india,
de dos en dos,
a pares,
por parejas,
como las astas del toro,
como las banderillas,
como la guardia civil…
como las cerezas.
A Federico García Lorca lo detuvieron
El 16 de agosto de 1936, en Granada,
su Granda
albaicina,
gitana.
En la sierra periférica de Víznar
lo fusilaron antes de rayar el alba,
¡Por poeta, rojo y maricón!
Rafa Lorenzo, 16 de agosto de 2011, fiesta de San Roque en Tineo mi pueblo y el vuestro.
Carlos Rodríguez nació en Tineo, estudió periodismo en Madrid y fue redactor de La Nueva España durante varios años, locutor-redactor y finalmente Director de Radio Nacional de España en Asturias hasta su jubilación; también trabajó en TVE. Escritor, conferenciante, es sin duda el mejor comunicador asturiano que hoy se mueve por los escenarios de aquí y de allá. Su voz cálida y profunda da el realce y brillo necesario para hacer que el verso y la prosa en su declamación tome vida propia despegándose la letra imprensa en un halo sinfónico encantador. Entre otros menesteres, Carlos Rodríguez es el presentador oficial (voz en off) en la ceremonia anual de la entrega de los Premios Príncipe de Asturias.
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Voz y Mirada
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2/04/2011 12:58:00 p. m.
La gran VOZ de José Sacristán, actor español, asiduo de recitales poéticos en España, siempre dispuesto a sumergirnos en otras voces.
PoemaElegía Primera
de Miguel Hernandez
Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas,
y en traje de cañón, las parameras
donde cultiva el hombre raíces y esperanzas,
y llueve sal, y esparce calaveras.
Verdura de las eras,
¿qué tiempo prevalece la alegría?
El sol pudre la sangre, la cubre de asechanzas
y hace brotar la sombra más sombría.
El dolor y su manto
vienen una vez más a nuestro encuentro.
Y una vez más al callejón del llanto
lluviosamente entro.
Siempre me veo dentro
de esta sombra de acíbar revocada,
amasado con ojos y bordones,
que un candil de agonía tiene puesto a la entrada
y un rabioso collar de corazones.
Llorar dentro de un pozo,
en la misma raíz desconsolada
del agua, del sollozo,
del corazón quisiera:
donde nadie me viera la voz ni la mirada,
ni restos de mis lágrimas me viera.
Entro despacio, se me cae la frente
despacio, el corazón se me desgarra
despacio, y despaciosa y negramente
vuelvo a llorar al pie de una guitarra.
Entre todos los muertos de elegía,
sin olvidar el eco de ninguno,
por haber resonado más en el alma mía,
la mano de mi llanto escoge uno.
Federico García
hasta ayer se llamó: polvo se llama.
Ayer tuvo un espacio bajo el día
que hoy el hoyo le da bajo la grama.
¡Tanto fue! ¡Tanto fuiste y ya no eres!
Tu agitada alegría,
que agitaba columnas y alfileres,
de tus dientes arrancas y sacudes,
y ya te pones triste, y sólo quieres
ya el paraíso de los ataúdes.
Vestido de esqueleto,
durmiéndote de plomo,
de indiferencia armado y de respeto,
te veo entre tus cejas si me asomo.
Se ha llevado tu vida de palomo,
que ceñía de espuma
y de arrullos el cielo y las ventanas,
como un raudal de pluma
el viento que se lleva las semanas.
Primo de las manzanas,
no podrá con tu savia la carcoma,
no podrá con tu muerte la lengua del gusano,
y para dar salud fiera a su poma
elegirá tus huesos el manzano.
Cegado el manantial de tu saliva,
hijo de la paloma,
nieto del ruiseñor y de la oliva:
serás, mientras la tierra vaya y vuelva,
esposo siempre de la siempreviva,
estiércol padre de la madreselva.
¡Qué sencilla es la muerte: qué sencilla,
pero qué injustamente arrebatada!
No sabe andar despacio, y acuchilla
cuando menos se espera su turbia cuchillada.
Tú, el más firme edificio, destruido,
tú, el gavilán más alto, desplomado,
tú, el más grande rugido,
callado, y más callado, y más callado.
Caiga tu alegre sangre de granado,
como un derrumbamiento de martillos feroces,
sobre quien te detuvo mortalmente.
Salivazos y hoces
caigan sobre la mancha de su frente.
Muere un poeta y la creación se siente
herida y moribunda en las entrañas.
Un cósmico temblor de escalofríos
mueve temiblemente las montañas,
un resplandor de muerte la matriz de los ríos.
Oigo pueblos de ayes y valles de lamentos,
veo un bosque de ojos nunca enjutos,
avenidas de lágrimas y mantos:
y en torbellino de hojas y de vientos,
lutos tras otros lutos y otros lutos,
llantos tras otros llantos y otros llantos.
No aventarán, no arrastrarán tus huesos,
volcán de arrope, trueno de panales,
poeta entretejido, dulce, amargo,
que al calor de los besos
sentiste, entre dos largas hileras de puñales,
largo amor, muerte larga, fuego largo.
Por hacer a tu muerte compañía,
vienen poblando todos los rincones
del cielo y de la tierra bandadas de armonía,
relámpagos de azules vibraciones.
Crótalos granizados a montones,
batallones de flautas, panderos y gitanos,
ráfagas de abejorros y violines,
tormentas de guitarras y pianos,
irrupciones de trompas y clarines.
Pero el silencio puede más que tanto instrumento.
Silencioso, desierto, polvoriento
en la muerte desierta,
parece que tu lengua, que tu aliento,
los ha cerrado el golpe de una puerta.
Como si paseara con tu sombra,
paseo con la mía
por una tierra que el silencio alfombra,
que el ciprés apetece más sombría.
Rodea mi garganta tu agonía
como un hierro de horca
y pruebo una bebida funeraria.
Tú sabes, Federico García Lorca,
que soy de los que gozan una muerte diaria.
El manuscrito es toda una "rareza" porque se creía perdido y contiene las correcciones a lápiz del poeta de Fuente Vaqueros
En el borrador se pueden ver versos que no aparecieron en la edición final de 'Poeta en Nueva York', escrito entre 1929 y 1930
Manuscrito original de Poeta en Nueva York. / Efe
El profesor de la Universidad de Boston Christopher Maurer encontró por casualidad en la Biblioteca del Congreso de EEUU, en Washington, el primer borrador, escrito y con correcciones a mano, del poema de Federico García Lorca 'Oficina y denuncia', incluido en Poeta en Nueva York.
El manuscrito es toda una "rareza", no sólo porque se creía perdido, sino porque contiene las correcciones a lápiz de García Lorca, ha explicado el hispanista. En el borrador se pueden ver versos que no aparecieron en la edición final, publicada en el poemario escrito entre 1929 y 1930 durante la estancia de García Lorca en Nueva York y un posterior viaje a Cuba. "Y me ofrezco a ser devorado por los campesinos españoles", escribió de su puño y letra García Lorca, en un poema que habla de la arrogancia y soberbia de una ciudad, Nueva York, consumida por sus ansias de poner precio y valor a las cosas.
Finalmente esta afirmación desapareció de la estrofa: "Me ofrezco a ser comido/ por las vacas estrujadas/ cuando sus gritos llenan el valle/ donde el Hudson se emborracha con aceite". "Me chocó la riqueza de las variantes", ha señalado el profesor Maurer en una conversación telefónica desde su oficina en la Universidad de Boston, si bien ha reconocido que la corrección que había hecho el poeta fue acertada.
"Un buen poema crea siempre esta sensación, la de la inevitabilidad", el hecho de que el mejor verso es el que estamos acostumbrados a leer, señalaba. No obstante, no deja de ser reveladora la intención de Lorca de intercalar en el poema la idea de ser "devorado", que refuerza la idea mesiánica del poeta "que se presenta como un Salvador, como un Mesías". "Aunque hay que mantener separado el terreno biográfico del literario, en el caso de Lorca todo esto se confunde. Se ha querido leer la vida de Lorca en sus poemas. La verdad es que en Poeta en Nueva York, Lorca crea un protagonista, un alter ego, que a veces tiene poco que ver con el poeta de carne y hueso", explica el profesor.
Un hallazgo casual
El hallazgo de este autógrafo fue totalmente casual, dado que la primera referencia que tuvo del él fue haciendo una búsqueda por internet de material para su próximo libro, que narrará la estancia de Lorca en Nueva York. En su búsqueda vio que la Biblioteca del Congreso de EEUU aparecía el nombre de García Lorca, curiosamente, en un catálogo sobre música. Cuando viajó a la capital estadounidense para examinarlo, descubrió que era uno de los seis poemas autógrafos de Poeta en Nueva York que estaban desaparecidos.
Maurer pasó "meses" intentando reconstruir la historia del recorrido del poema, que se suponía había estado en manos de la familia del poeta canario Jose Maria Millres Sall, aunque la hija de éste le explicó "que no tenía idea de que su padre lo tuviera en algún momento de su vida". El caso es que el manuscrito fue depositado en la biblioteca por el musicólogo Hans Moldenhauer, que lo compró en una subasta neoyorquina por 230 dólares. La biblioteca del Congreso lo cita por primera vez en un catálogo en 2005.
Esta no es la primera vez que Maurer descubre un texto manuscrito de Lorca, dado que el libro que está preparando junto Andrew Anderson sobre el viaje de Lorca a la Gran Manzana contiene documentos inéditos. "Hemos encontrado otros documentos manuscritos. Son cartas relacionadas con su estancia en Nueva York, algunas de las cuales no se conocían. Hay notas suyas manuscritas. Sabemos que Lorca dejó algunos manuscritos en Nueva York, y que amigos suyos conservaron cosas suyas. Eso nos ha llevado mucho trabajo", reconoce el hispanista.
El viaje que Lorca realizó a Nueva York tuvo una importancia enorme en su trabajo. "Transformó su obra, porque allí se encuentra por primera vez con la multitud. Antes de llegar a Nueva York no sabía lo que era una multitud urbana, una sociedad con múltiples religiones y razas. Le abrió una nueva visión de la modernidad. Ni en Granada ni en Madrid había visto antes esa mezcla", explica. El libro, que se llamará Federico en Nueva York y Cuba: Cartas y recuerdos será presentado probablemente el próximo verano en Granada, coincidiendo con la apertura del Centro Lorca en la ciudad.
Debajo de las multiplicaciones
hay una gota de sangre de pato.
Debajo de las divisiones
hay una gota de sangre de marinero.
Debajo de las sumas, un río de sangre tierna;
un río que viene cantando
por los dormitorios de los arrabales,
y es plata, cemento o brisa
en el alba mentida de New York.
Existen las montañas, lo sé.
Y los anteojos para la sabiduría,
lo sé. Pero yo no he venido a ver el cielo.
He venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas
y el espíritu a la lengua de la cobra.
Todos los días se matan en New York
cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,
un millón de vacas,
un millón de corderos
y dos millones de gallos
que dejan los cielos hechos añicos.
Más vale sollozar afilando la navaja
o asesinar a los perros en las alucinantes cacerías
que resistir en la madrugada
los interminables trenes de leche,
los interminables trenes de sangre,
y los trenes de rosas maniatadas
por los comerciantes de perfumes.
Los patos y las palomas
y los cerdos y los corderos
ponen sus gotas de sangre
debajo de las multiplicaciones;
y los terribles alaridos de las vacas estrujadas
llenan de dolor el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.
Yo denuncio a toda la gente
que ignora la otra mitad,
la mitad irredimible
que levanta sus montes de cemento
donde laten los corazones
de los animalitos que se olvidan
y donde caeremos todos
en la última fiesta de los taladros.
Os escupo en la cara.
La otra mitad me escucha
devorando, cantando, volando en su pureza
como los niños en las porterías
que llevan frágiles palitos
a los huecos donde se oxidan
las antenas de los insectos.
No es el infierno, es la calle.
No es la muerte, es la tienda de frutas.
Hay un mundo de ríos quebrados y distancias inasibles
en la patita de ese gato quebrada por el automóvil,
y yo oigo el canto de la lombriz
en el corazón de muchas niñas.
óxido, fermento, tierra estremecida.
Tierra tú mismo que nadas por los números de la oficina.
¿Qué voy a hacer, ordenar los paisajes?
¿Ordenar los amores que luego son fotografías,
que luego son pedazos de madera y bocanadas de sangre?
No, no; yo denuncio,
yo denuncio la conjura
de estas desiertas oficinas
que no radian las agonías,
que borran los programas de la selva,
y me ofrezco a ser comido por las vacas estrujadas
cuando sus gritos llenan el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.
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Voz y Mirada
en
11/19/2009 02:57:00 p. m.
Hay versiones perfectas de este zorongo desde la Argentinita hasta Ana Belén, pasando por Marisol y la sublime Carmen Linares. Pero solamente hay un zorongo imperfecto, como este que me ocurrió a mí, bajo la luna de Querétaro. (MGE)
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Voz y Mirada
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11/19/2009 02:57:00 p. m.
Hay versiones perfectas de este zorongo desde la Argentinita hasta Ana Belén, pasando por Marisol y la sublime Carmen Linares. Pero solamente hay un zorongo imperfecto, como este que me ocurrió a mí, bajo la luna de Querétaro. (MGE)
El 12 de octubre de 2009 nació a través de este blog el proyecto Voz y Mirada de España y América. Quienes lo iniciamos, desde nuestros respectivos países, anhelábamos conocernos y algún día disfrutar la cercanía y paladear el incomparable sabor de la amistad. Nuestro sueño se ha hecho realidad y ha generado más sueños, más anhelos, más proyectos y metas. Desde la virtualidad de Internet, nos hicimos realmente, Voz y Mirada de España y América. (MGE)