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El castillo de mis sueños
Piedra a piedra, mi castillo,
entre sueños levanté,
siempre del alba al ocaso,
cada rincón dibujé…
Le pinté almenas bien altas,
torres que miraban al mar,
mil pasillos, corredores,
y el Salón de la Verdad…
Altas horas de la noche,
me sorprendieron allí,
dibujando cada sueño,
reinventando mi vivir…
Creí que el castillo era fuerte,
desafiaba el porvenir,
le creí indestructible,
infinito y eterno le creí…
Con esencia de quimeras,
coloreé cada jardín
y hasta el agua de las fuentes
era de un color añil…
Gobelinos de otras eras,
adornaron cada pared,
y en la escalera de piedra
esculpí un dragón en su red…
Mi lecho parecía de olas
y miraba a un alto balcón,
por techo, un cielo estrellado
para soñar el adiós…
Imaginé una fiesta infinita
con los amigos de ayer,
imaginé mil y un amores,
con ellos, el tiempo correr…
Y así pasaban los años
en mi obra sin igual,
y así, yo olvidaba el mundo,
por mi castillo acabar…
Cierta vez, un espejo antiguo
me hizo saber la verdad,
como buen sueño que empieza,
mi vida tendría un final…
Al ver mi rostro marchito,
mi sonrisa sin edad,
justo entendí que el mundo
nunca detuvo su andar…
Allí estaba mi gran obra,
majestuosa, sin igual,
pero mi tiempo, ya ido,
sin yo poderlo evitar…
Y quizás entonces fui feliz…,
un instante de dicha pues,
más un castillo solitario,
es como la ilusión perder…
Abrí mis puertas al mundo,
tendí el alto puente a mis pies,
mis ojos buscaron caminos
que mis pasos iban a recorrer…
Y sin fardos, sin cordeles,
sin prisas, sin nada querer,
me abandoné a la magia cierta
de comenzar otra vez…