Rafa, Laína, Joaquín, Sandra, Felipe... La Caravana del Verso |
Para Joaquín De la Buelga, que me envió en un disco el
recital "Música y Versos en Palacio", y con él, toda la Palabra. (MGE)
¿Qué tiene la palabra que nos desquicia de la indiferencia, de la superficialidad, del sinsentido?
¿Qué tiene la palabra que no requiere escenografía ni efecto, ni luces estroboscópicas, ni vértigo?
¿Y la música? ¿Y la canción? ¿Y la danza?
Ellas convierten al cuerpo en instrumento, a la voz en camino de los sueños, a las lágrimas en melodías y en nostalgias y en duelos.
La palabra resucita a los muertos, presencia las ausencias, nos labra en el dolor pues hace que todo duela, nos conduce sanos y salvos por los múltiples senderos que tiene la desesperanza, nos vence, nos domina y a veces se hace la dormida para darnos el placer de despertarla.
Y a despertarla ha ido La Caravana del Verso. Hasta su mismo origen, su deletreo. La trae niña y salvaje y en el camino le lava la cara con agua purísima y nos ponen en el habla un habla de dioses y entre nosotros transitan -sombras de luz- Miguel y Federico y Neftalí que se dijo Pablo y el anónimo enamorado de la Alhambra.
Y canta. Ella, la palabra. Canta tan dulce y tan nostálgica cuando Alfonsina se viste de agua y el niño de Josefina come cebollas y luna y palabras de Miguel. Y canta poderosa que te arrastra y te convierte en tierra de tan noble raza que te sientes montaña y soledad y ocaso.
Ellos te están dando la palabra, te la dibujan, de la danzan, te la ofrendan con el temblor de un misterio, como le tiembla la voz a Felipe cuando a un auditorio reunido en una noche fría de Tineo presenta la palabra de Aurelio. Como trémulas brotan de Joaquín las metáforas lorquianas en su voz recién escritas en el cerco de la luna de Granada. Como vence de dulzura la voz de Laína, el movimiento de Sandra. Y esa fuerza que se apodera de Rafa Lorenzo y que nadie sabe de dónde viene ni qué es pero todos la sienten y se dejan ir en ella como en una hondonada que eleva.
La Caravana del Verso tiene la Palabra.
¿Y qué tiene la palabra..?
María García Esperón