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El pasado pintado sobre el mar: Mabel Lavandera

Foto: El Comercio Digital

Fuente: El Comercio Digital

Una nostalgia que para el autor del texto del catálogo, el poeta Francisco Álvarez Velasco, también colaborador de este periódico, es absolutamente evidente, pues, según él, Lavandera habla con sus pinturas desde la melancolía de lo perdido y lo hace a sabiendas de que es «el mejor alimento para la memoria».


Mabel Lavandera abre una nueva ventana a su pintura por la que en lugar de presentes entran los recuerdos que un día ocuparon su mirada y la de toda una ciudad. Ofrece la creadora, colaboradora de EL COMERCIO, una vista a los viejos astilleros de Gijón, remontando sus pinceles a los tiempos en que el trabajo no cesaba y, como ella dice, «eran el pan de tantas familias». Su colección de recuerdos, titulada 'Memoria de barcos', será inaugurada mañana, en la sala de arte Cornión, de Gijón, pero ya está colgada en sus paredes. Ayer mismo, a primera hora de la tarde, quedaba listo el montaje para quien quisiera contemplar sus intensos colores, que son para el galerista, Amador Fernández, un espejo nítido de «arqueología industrial».
No está muy conforme Mabel con esa descripción. Para ella estos cuadros, creados sobre dibujos de aquellos años en que los ahora recuerdos eran estampas vivas, no buscan ni admiten definiciones concretas. Tampoco acepta la nostalgia que otros ven en la colección de óleos sobre lino.
Una nostalgia que para el autor del texto del catálogo, el poeta Francisco Álvarez Velasco, también colaborador de este periódico, es absolutamente evidente, pues, según él, Lavandera habla con sus pinturas desde la melancolía de lo perdido y lo hace a sabiendas de que es «el mejor alimento para la memoria». Esa memoria «personal y colectiva» en la que la pintora «ha rebuscado» hasta dar con «las imágenes dormidas que eran pecios en los naufragios del tiempo y ahora son fragmentos vivos para una historia, colgados en las paredes de la Sala Cornión».
Una historia que se inicia con «el primer barco de Juliana, el 'Antonio López'», como explica la propia Mabel, y termina con el paisaje sin barcos, o mejor dicho con un barco asomando, cual fantasma, la proa a los lejos del cuadro.
Está también en esta serie, el 'Tongan Hamburg', en pleno proceso de construcción, y otras muchas estructuras sin nombre, pero con historia. Hay asimismo en la exposición de Cornión, que permanecerá abierta al público hasta el último día de abril, un homenaje a «los artífices de aquellos barcos, a los hombres que les dieron forma». Lo que Velasco llama «la intrahistoria de los que se pusieron manos a la obra para trabajar la madera, para domar el hierro, para levantar las geometrías de la arquitectura naval». La memoria de aquellos trabajadores de los astilleros que buscaban el pan (también retratado en la exposición), donde ahora se buscan buenas vistas.

El tema del mar ha sido recurrente en la pintura de Mabel Lavandera

Y en medio de todo ese arsenal marino, de barcos que nacen y que parten llenando el horizonte, ya sin grúas, Mabel Lavandera pinta un pequeño barco de papel, que «habla de esperanza». También ocupa las paredes de la sala una pareja de mujeres, que titula 'Playa' y que en la mirada del poeta son una madre y su hijo sentados en la arena limpia. Una pareja que «tal vez», dice Velasco, contempla «en su partida o en su vuelta» alguno de los barcos que saltaron en este año y el pasado a los lienzos de la pintora. Los barcos que están en su memoria y que ahora se pueden observar en la exposición gijonesa para demostrar una verdad: «Que este mundo si está en nuestra mente no ha desaparecido».
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