Ya no soy hoja
ni viento,
ni piedra,
ni soy el cierzo.
Ya no soy
risa escondida,
ni nevada
en el invierno.
Ya no soy
calle empedrada,
ni camino
polvoriento.
No soy hechizo de cera,
ni soy un rostro despierto.
Ya no soy pies que obedecen.
Ya sólo soy un recuerdo.