En primer plano, el templo mayor, al fondo recorta contra el cielo la Catedral Metropolitana su cúpula y sus campanas
y más allá la aguja de la Torre Latinoamericana.
Para Catamaram,
por la luna.
Uno de los lugares más intensos que puedan existir en el mundo es este lugar:
los cimientos del Templo Mayor, cuyas piedras hablan de grandeza y de estrellas,
de dolor, de sangre, de convicción, de flores y guerras,
de sueños y dioses, de hombre y destino.
de sueños y dioses, de hombre y destino.
En el Museo, Coyolxauqhi, la luna de cascabeles en el rostro encontrada
hace 30 años recupera sus colores originales gracias a un sutil juego de luces:
El nuevo huésped del Museo del Templo Mayor, imponente Tlaltecuhtli
-la compleja deidad de la tierra con los atributos femeninos enfatizados:
Fotos: MGE