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Una reina fenicia en la FIL Zócalo 2015

Con Adriana Valderrama y Nadia Altamirano en el stand de Ediciones El Naranjo
Un muy particular significado tuvo para mí la presentación de Dido para Eneas en la FIL Zócalo 2015. Porque esta reina fenicia dibujada en una barca con arte y amor por Omar Urbano, ha recorrido el año 2015 como insignia de mi proyecto Una apuesta por los clásicos. Hemos estado en numerosos foros a lo largo y ancho de la República Mexicana, en Madrid en la Librería Juan Rulfo del Fondo de Cultura Económica, flanqueadas por dos de los más grandes poetas de la península, Aurelio González Ovies y Santiago Montobbio; en Bogotá en el vibrante centro cultural Gabriel García Márquez, también del FCE y que dirige Juan Camilo Sierra con un talento y una brillantez dignos de enaltecerse y por supuesto de imitarse, y en fechas próximas estaremos en la Cataluña Mediterránea con dos anfitriones excepcionales: el poeta Santiago Montobbio y la escritora y especialista en LIJ Anabel Sáiz Ripoll.

En esta casi circunnavegación por el mar del amor a los clásicos la FIL Zócalo es un lugar emblemático para la aventura que he emprendido a través de esta reina fenicia. 

Con VMM en octubre 2014
Hace un año, por estas mismas fechas y en esta misma feria, se hizo realidad mi sueño de conocer al autor italiano Valerio Massimo Manfredi, arqueólogo, profesor y en suma, un civilizador del siglo XXI. La FIL Zócalo hizo posible su presencia y en una oportunidad extraordinaria, pues nos presentó sus libros sobre Odiseo. Para mí no era un autor hablando de un libro y de un personaje. 

Para mí, el notable autor italiano era el mismo Odiseo, Odiseo por completo, y esa presentación del 11 de octubre de 2015 queda para siempre grabada en mi memoria, y de ella obtuve la inspiración para escribir El remo de Odiseo, que ha sido publicado en Colombia por Enlace Editorial, en su colección El Tren Dorado, y que presentaré en el Ateneo Barcelonés, en el Instituto Jaume I de Salou, en la Universidad Rovira i Virgili y en el Museo Arqueológico de Tarragona, ese suelo romano en tierra española.

Yo escribí Dido para Eneas en primera persona, con la intención que fuera la descripción de una dolorosamente hermosa historia de amor vivida en primera persona, vivida por mí. No es un artificio ni una pieza de literatura, sino vida que se trata de expresar en letras. Esa verdad ha sido recibida por los lectores, y además de salvarme a mí -ha dicho el gran Santiago Montobbio que la poesía es una rama laica de la soteriología- ha encontrado eco en lectores como María Esther Pérez Feria, que formó parte del comité lector de IBBY que dictaminó que la historia de la reina fenicia editada por El Naranjo formaría parte de la Lista de Honor IBBY 2016, y que se hizo presente hoy en el Café Literario Eraclio Zepeda, para mi asombro, que la reconocí sin haberla encontrado antes personalmente.

Con Paulina Delgado, Directora Comercial de El Naranjo
Un público entregado y constituido por personas de todas las edades: niños, jóvenes, adultos, adultos mayores.
Todos atrapados o embrujados por la evocación a los héroes, por la mención a la palabra AMOR. Hablamos de Safo y de Dante, de Borges, de Quevedo.

La narradora oral Nadia Altamirano nos leyó las primeras páginas de la novela, dejando en el aire una emoción suspendida en la que proyectamos sueños, ideas, ausencias y presencias.

Para mí, el centro de la ciudad de México, la Plaza Mayor, el Zócalo, es un lugar sagrado. Sagrado miles de veces por las religiosidad tenochca, por la fundación novohispana, por ser el lugar en el que concurren los reclamos, los anhelos, las equivocaciones y la celebración.

Presentar en la FIL Zócalo 2015 Dido para Eneas, en el mismo lugar donde hace un año estuvo el glorioso Odiseo a través de Valerio Massimo Manfredi, un privilegio.
El próximo domingo, también con Ediciones El Naranjo, estaremos en el Museo del Templo Mayor con el espectáculo Flor y canto para Copo de Algodón, de David García. Quienes hoy se reunieron han sido invitados, o mejor dicho, convocados. 


En el Café Literario Eraclio Zepeda

Al llegar a la FIL Zócalo 2015

Con la mochila wayuu, que me regalaron en Colombia y que AMO.


Ante una de las escultura de mi admirado Javier Marín en la calle de Seminario

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