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El Lobo Feroz y El Duende No




Había una vez una librería que se llamaba El Lobo Feroz.

Era toda blanca y toda roja y los cojines para sentarse a escuchar cuentos estaban hechos de retazos de sueños.

La dueña de la librería se llamaba Lola y siempre se preocupaba porque su Lobo Feroz tuviera hambre, mucha hambre de libros, mucha hambre de historias.

Cuando los niños llegaban le rascaban la barriga al Lobo Feroz y le pedían sus libros. Y entonces reían o se emocionaban, sonreían y cerraban los ojos y se iban de viaje instantáneo a países lejanos y a islas encantadas. Se llenaban de amigos que podían ser niños o niñas, pero también dragones y marcianos o caballos blancos como la espuma.

Un día, llegó a la Librería un duende.

Y era un duende perfecto: gorro terminado en punta, calcetines de rayas y zapatos rojos también terminados en punta. Dijo ser un Amigo de papel y se le dibujó una sonrisa de orilla a orilla.

 Tal vez fueron los zapatos rojos lo que más le gustó al Lobo Feroz de este duende, pero dicen algunos que no, que lo que más le gustó fue su nombre...

¿Quieres que él mismo te lo diga?

Durante todo el mes de febrero, este duendecillo estará en la Librería El Lobo Feroz de Valladolid, pues su ilustradora, Yolanda Falagán, ha montado en complicidad con Lola una exposición de esos mágicos dibujos suyos que a todos nos encantan.

La cita es en Paseo Zorrilla 9, Valladolid, donde el mes de febrero tiene gorro de duende y hambre de Lobo Feroz.

María García Esperón

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