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Árbol fauno, de Níger Madrigal

Níger Madrigal en La Paz, Bolivia
A través de su libro Árbol Fauno, editado por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco,  el pintor y poeta Níger Madrigal funde sus dos vocaciones para entregarnos unívoca su visión de universo. Poemas y obra gráfica respiran su ensoñación de cosmos para volvernos a nosotros, los lectores, también naturaleza.

Sentimos abrirse el ser al seguir la estela de las palabras de Níger, desde el primer poema, que da título al libro y que ya nos introduce en la visión que del mundo tiene el poeta, partícipe sin duda de la honda visión prehispánica en que lo vegetal participa de lo animal y ambos de los humano. Juntos, unidos en el milagro del poema, vuelven a ser deidad de la noche abrigada en su corteza:

I
El árbol es un animal boca arriba;
hojas como lenguas mojan las sílabas del día.
Un zarpazo de árbol y llora la luna llena.
En sus extremidades nidos
y la trashumante constelación de una luciérnaga.

Ha incluido Níger en este volumen tres tenues poemas de su libro Rutinero (Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2007). En esta obra el poeta ha invitado a la inmensidad de la vivencia infantil a habitar el espacio del verso. Recuerdo, percepción, apetencia y mito se funden en los versos de la ruta del ámbar:

I
Cuando pongas tu beso en mis palmas
voy a regarlo sobre la tierra para que germine
y tendremos entonces los frutos como sonrisas de árbol.

II
Un círculo de luz era el árbol,
una esfera de fuego su fruto.
Nos comimos los días traviesos
madurados como astros pequeños.

III
Mi madre y yo vimos un huerto en la luna;
con los frutos más hermosos se alimentaba la noche.


Leer Árbol Fauno es respirar al mismo ritmo de la noche de Tabasco, exultar en el mismo luminoso día, hacerse tiempo y hacerse destino, comprenderse a uno mismo como sangre, como tiempo, como noche y como día. Como origen y final. Como muerte:

En la turbación de las horas en que se nos anuncia la última bocanada de aire, curiosamente no se mueve una hoja de árbol. Todos los días pasados están dentro de la inmensa quietud donde tiempo y sangre se detendrán juntos.

En la tranquilidad de este libro suceden las epifanías de la obra gráfica. No es un libro ilustrado el de Níger, sino un Árbol Fauno, vegetal, animal y humano en el que coexisten las dos miradas de su creador, la poética y la pictórica. La combinación de técnicas: collage, acuarela, fotografía tiene un objetivo telúrico.
Níger es como los grandes mexicanos del género un pintor de tierra y su imaginario aprehende lo esencial de las entidades: peces, ríos, zoomorfismo del creador que nos lleva  a los mitos de la noche, noche intensa, tropical, original y originante.

Pocas experiencias estéticas pueden compararse a la de transitar, en las páginas de un mismo libro, por la poesía de las palabras y la poesía de la imagen. El poeta Eduardo Langagne ha escrito en el prólogo de Árbol Fauno:

Como poeta, Níger Madrigal atiende los espacios visuales del poema, además de su sonoridad expresiva. Como pintor traza los recovecos del poema; así explica gráficamente el mundo plástico de la poesía.
Como lectores, no podemos dejar de estar agradecidos ante tanta entrega de un creador. Níger Madrigal nos deja convencidos de que el árbol tiene piel y la piel es nuestra corteza. Árbol Fauno nos sueña enteros y cósmicos y nos deja en la frente el soplo de los seres recién creados.
(María García Esperón)




Árbol Fauno
Níger Madrigal
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco
Colección Miguel A. Gómez Ventura
Villahermosa, Tabasco 2011


Blog de Níger Madrigal

Níger Madrigal. El pregón. 2003. Mixta sobre madera. 122 x 90 cm
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