El libro sorprende desde sus dedicatorias: Para los poetas creadores de mundos posibles... Para los niños que los habitan... Para los docentes que promueven en las almas de los niños un diálogo creativo y amoroso capaz de transportarlos por los fantásticos mundos del universo poético...
El autor de este libro de "contenido poético educativo" -como anuncia la contraportada- que tiene como fin "el desarrollo de competencias lingüísticas, habilidades y valores sociales"... el autor, les decía, es un ser apasionado por la Palabra, ebrio de Logos, zahorí de Psique, y alma libre en la jaula portentosa del Amor.
Este libro suscitador de competencias poéticas y lingüísticas, motivador de habilidades orales, amplificador de la cultura poética de los lectores, este libro publicado por la Universidad Pedagógica de Mazatlán, no es un libro, sino un prisma; a través de él empezamos por mirar el poema escrito en una dimensión para acto seguido asistir al portento del poema oral.
"En tanto el poema escrito es maravillosamente histórico, el poema dicho es vital, existencial y presencial. Entre el verso escrito y el verso dicho se instala el portal comunicacional entre temporalidad e intemporalidad. Entre un yo soy apenas balbuceante y un YO SOY imperturbable surge un magnífico y original diálogo: No dicho con letras, aire, versos, tierra, sílabas, fuego, agua o palabras; sino de la dicha inmensa de sentirse bien amado". (p. 23)
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| Gilberto Galindo Hernández |
Porque este prisma es un educador del alma, un partero de sus procesos deslumbrantes, comienza hablando de aquello que las personas que no han tenido una educación literaria refinada asocian de inmediato con la palabra poesía: el amor. Y no tendrán refinamiento pero razón la tienen y mucha. ¿Qué tenía en la mente y en el corazón Federico García Lorca cuando escribió los más intensos momentos de su obra? ¿Y Neruda? ¿Y Machado? El prisma ajusta la mirada de los lectores hacia el ser emocional del hombre que escribió ese poema:
"El mundo del arte muévese a base de motivos, sentimientos y emociones. La identificación y reconocimiento de los motivos de índole afectiva generadores de una obra de arte constituyen un acercamiento básico y fundamental en la apreciación de ésta". (p. 23)
El prisma, afirma humildemente su autor en la Introducción, pretende "facilitar un acercamiento o escucha empática del alma del poeta, encarnada en sus versos". Para llegar a esta afirmación, tamaño de verdad que sólo puede cosecharse al término de caminos profundamente recorridos, Gilberto Galindo debe haber transitado por una variedad de disciplinas, además de sus carreras y doctorados. Disciplinas de índole espiritual, auténtica peregrinación en el laberinto del poema, con las rodillas de la voz llagadas, la noche oscura y su compensación infinita, ese instante definido como nadie por el místico San Juan: quedéme y olvidéme... el rostro recliné sobre el Amado... y que es la Eternidad, aprehendida en el milagro del poema.
"En el instante en que el poema es liberado de todo sentido de posesión o propiedad: de amar o ser amado; de existir o ser existido; de esclavizar o ser esclavizado, de educar o ser educado; trascendemos el umbral de la dualidad ante la visión del supremo instante de eternidad. Lágrimas, sangre, sudor y semen ya no nos pertenecen, danzan al ritmo melódico y armonioso de la lira poética universal". (p. 44)
Este libro que es un prisma y que aporta además muchos recursos técnicos para expresarse oralmente, abundantes ejemplos y una inteligente selección de poemas, es también de esa estirpe de libros que nos transforman, que nos conducen al hilo de sus palabras al centro de nuestro propio ser. (María García Esperón)
