Arte misterioso como pocos, el flamenco sintetiza tradiciones milenarias, músicas y danzas de diversas culturas. Los gitanos procedentes de la India encontraron en Andalucía la herencia de griegos y fenicios, romanos y vándalos, árabes y judíos. Los herreros gitanos eran a su vez herederos de los alquimistas orientales y parte de este espíritu mágico de transformación de la materia constituye la esencia del baile y del cante flamenco.
En América, ciertos lugares brindan al arte flamenco las coordenadas geográficas, el cielo y el aire y la luna necesaria para reencontrarse con su dimensión misteriosa, con su vocación alquímica. Es el caso de la ciudad de San Miguel de Allende, amalgama de culturas y músicas procedentes de todos los rincones de la tierra.
En esta ocasión, el grupo Mi Luna Flamenca, constituido por Ángela García, “La Yerbabuena”, Alfredo Enríquez, Triana y Alejandro Cabrero, han encontrado en el Café Teatro Athanor un crisol de misterio y una oportunidad de alquimia. Si ésta es la ciencia y el arte de la transformación, el que asiste al ritual flamenco y se deja envolver por sus sonidos negros experimenta en sí mismo la búsqueda milenaria de la piedra filosofal.
Los misterios en diversas tradiciones culturales han tenido como objetivo el enfrentar al ser humano con el núcleo de su ser, con esa chispa pura y luminosa como el diamante, resguardada en la oscuridad de la subconsciencia. La guitarra y el cante flamencos actúan como las llaves que pueden dar vuelta a la cerradura que custodia el tesoro espiritual. Los momentos sucesivos del baile hacen sentir el sabor del cielo y de la tierra, son suelo y son vuelo, son laberinto y son libertad.
En la antigua Grecia los misterios implicaban una bebida ritual, el vino que era derramado en libación sobre la tierra para en virtud de su fluido hacer comunicar los diversos niveles del espacio sagrado. En el Café Teatro Athanor se servirá a los asistentes una copa de vino que contribuya a recrear la solemne y honda atmósfera de estos misterios milenarios, que hoy en San Miguel de Allende quieren volverse flamencos. Y en este atanor honrado, escenario y ventana a los paisajes del alma, convertirse para todos en una experiencia inolvidable.
María García Esperón
Fotos: Marigabriel Carrillo
http://milunaflamenca.blogspot.com