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Los grandes en sus cielos, por Francisco Álvarez Velasco en El Comercio


Los grandes en sus cielos

El cielo es múltiple porque se compone de muchos cielos 

22.10.11 - 02:38 - 






Nadie es más que nadie» es un proverbio que Antonio Machado oyó de labios de un viejo pastor y que hizo suyo y tradujo de este modo: «Por mucho que valga un hombre nunca tendrá valor más alto que el valor de ser hombre». Que nadie es más que nadie se lo creía aquel pastor, Antonio Machado y lo piensan no sé si muchos o bastantes entre las gentes de a pie; es decir, los que no están en el grupo de los grandes, de los ricos, de los fuertes, de los poderosos. Para el que no haya llegado a esta sabiduría y quiera alcanzarla, el consejo es simple. Lo ofrece Céline en 'El viaje al fin de la noche': «Cuando eres débil, lo que da fuerza es despojar a los hombres que más temes del menor prestigio que aún estés dispuesto a atribuirles». Y continúa: «Considerarlos tales como son, peores de lo que son (.). Eso te despeja, te libera y te defiende más allá de lo imaginable». Otra recomendación para un oportuno comportamiento ético individual la hemos traído a esta columna en más de alguna otra ocasión. Es de César Vallejo: «Abstente de ser pobre con los ricos». Desde ahí será más fácil dar un paso a la ética social de pueblo-unido-jamás-será-vencido, o bien, por ir más con la actualidad, a las nuevas éticas del 15-M o del 15-O.
Los que no se mueven a nivel de calle y «están registrados en algún cielo múltiple» -en expresión de Leonard Cohen- se atienen a otra máxima, previa confusión de valor y precio: «Tanto vales como tienes». El cielo es múltiple porque se compone de muchos cielos. Dante, que lo viajó con Beatriz, llegó a contar hasta nueve, pero tal vez sean muchos más y debieran poder clasificarse no sólo por jerarquías sino temáticamente: bancario, político, financiero, religioso, mediático. Los hay de estancia vitalicia y los hay de estancia temporal, pero con blindajes dinerarios en indemnizaciones y pensiones millonarias, para cuando abandonen su paradisiaca cueva de Alí Babá. Antes les han dicho a los de pie en la tierra que deben entregar sus óbolos para apuntalar las columnas de los cielos para que los cielos no se les caigan encima.
Suelen ser lobos solitarios que no llegan a formar manada. El verso citado de Cohen pertenece a su poema 'Cielo'. En él dice, además: «Los grandes pasan / pasan sin tocarse / pasan sin mirarse / cada uno sumido en el gozo / cada uno en su fuego. / No tienen necesidad / el uno del otro». Son fuego, meteoros que recorren su propio cielo. Algunos bajan ocasionalmente de sus alturas a la calle y se quitan -valga el ejemplo por su actualidad- los zapatos para bailar una sevillana y para que los de la calle los aplaudan y ellos se sientan pueblo. Pasan los grandes «necesitando saber tan sólo / que los grandes pasan». 'The great ones pass'.
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