De luz en sueño y sombra la corrida:
un abrir y cerrar, verte y no verte,
un quererte en silencio por prenderte
llama espiral, ceñida y desceñida.
Un silbo que aposenta su medida
en el aire acordado de la suerte,
un pase de la luz al de la muerte
o en alas de la sombra al de la vida.
Un prodigioso mágico sentido
un recordar callado en el oído
y un sentir que en mis ojos sin voz veo.
Una sonora soledad lejana,
fuente sin fin de la que insomne mana
la música callada del toreo.
Los hijos del Drago y otros poemas, 1986