Érase una luna
rechoncha y brillante,
hasta que dos hombres
lijaron su esmalte.
***
Y érase una estrella
fugaz, muy viajera,
hasta que unos reyes
la metieron presa.
***
Había un firmamento
de quietud inmensa y hermosos misterios
y lo exigió un príncipe
para su aposento.
(C) Aurelio González Ovies
Poemas desde el Faro
Voz: María García Esperón
Música: Llewellyn
MMXI