Termina el 2.010 y me encuentro balanceando entre lo bueno y lo malo, lo lindo y lo feo. Lo breve. Lo profundo. Lo fútil. Y noto que en este año me he elevado hasta tocar el cielo con las manos, pero también casi me he roto la crisma en los vaivenes de la vida. En cambio, en otros momentos el ascenso y el descenso fueron más cortos, previsibles y planificados.
Muchas veces sentí que me moví en círculos, sin avanzar, girando en falso y sin obtener ninguna recompensa. Otras me pareció que el suelo se me abría como si fuera una trampa de arenas movedizas que además no me dejaban ver el futuro, llenándome los ojos de lágrimas.
Conseguí ascender trabajosamente, escalón por escalón, para luego descender desde lo más alto, y al final de mi vertiginosa caída sólo pude beber agua porque otra cosa no tenía. En el final quise escaparme corriendo y me golpeé durísimo, y un ave -símbolo de paz- se me acercó en procura de auxilio y me tranquilizó.
Todo esto me sucedió en 2.010 y este es mi balance. Tal vez el año próximo no debiera prepararlo en una plaza, porque a pesar de ser un señor grande, me siguen gustando tanto pero tanto los juegos infantiles, que me roban todas las metáforas.
(C) Marcelo Suárez De Luna
La menor idea
Voz: María García Esperón
Música: Yiruma