La casa donde se estableció la primera imprenta de América en 1536. La trajo Juan Pablos a la Nueva España y comenzó a producir letras entre las paredes que habían sido de Jerónimo de Aguilar -quien sabía hablar maya- y que se erigieron sobre suelo consagrado a Teacatlipoca, el Señor del Espejo Humeante, nuestro Mago, el Señor de las encrucijadas.
El cielo en el pequeño patio.
Una escalera muy amable
Fotos: MGE