Te diría al oído la palabra todo
Si descubriese de repente que sirve para algo
Y vale para lo que quisiera que me oyeras
En un profundo silencio.
Sé bien que me estoy muriendo pero no de vejez sino de amor
Y también sé que te estoy matando pero no de juventud sino de amor
(Aunque esto sea muy difícil de explicar).
Cuando la esperanza se convierte en quebradiza realidad
Y todos los misterios están ya maduros para dejar de serlo
Una rara sensación de dolor invade el corazón del hombre
Y pide auxilio a los fantasmas.
Sé que no me negarás un recuerdo de mínima caridad
Y sé que no me vas a tupir el hueco que dejo en tu corazón con la amargura del olvido del luto que ya no lo es.
Tus palabras no me sirven pero me están ayudando a morir de estupor.
Te juro que ignoraba los casi cien acrósticos
Todos bellísimos y ciertos
Que podían hacerse con las letras de la palabra amor.
(C) Camilo José Cela
Voz: Joaquín De la Buelga
Realización: María García Esperón
MMXI