Fotos: Ana Laura Delgado
Un verdadero placer compartir la mesa redonda
Poesía y Realidad Vs Poesía e Imaginación con nuestra Embajadora FILIJ, la poeta y narradora María Baranda y con el espléndido escritor Andrés Acosta. La Librería Rosario Castellanos nos abrió sus puertas siempre generosas y tuvimos el enorme gusto de disfrutar la presencia de Ana Laura Delgado, la directora de Ediciones El Naranjo. También abrazar a Socorro Vengas, la titular de Libros Infantiles y Juveniles del FCE, el diseñador y promotor cultural Luis David Canul, Elvira y Gaby Velázquez, de la entusiasta Librería Confabulario de San Juan del Río y el nutrido y cálido publico que se congregó esa tarde. A todos, gracias por compartir con nosotros un Tiempo de Poesía.
A continuación, las breves palabras con las que inicié mi intervención. Y el poema de Aurelio González Ovies, POEMAS HUMANOS, con el que cerré, por mi parte, una charla que no queríamos que terminara.
TIEMPO DE POESÍA
Poesía y realidad Vs Poesía e imaginación
María García Esperón
La realidad, ¿qué es la realidad? La imaginación, ¿qué es la imaginación? Si no me lo preguntas, lo sé y si me lo preguntas no lo sé. De mi no saber podría surgir una realidad. De mi solo sé que nada sé, una potencia imaginante que comenzara humilde como un riachuelo desorientado y terminara convertida en un caudal poderoso, memorioso de elefantes y pirámides.
Si la realidad es lo realizado y concreto, la imaginación es lo anhelado intangible. Y si miramos bien en este espejo, al escaparnos a través de él encontraremos que no son una antinomia sino una unidad, que la realidad no se entiende sin la imaginación y que la imaginación necesita la realidad.
Me imagino a la niña que fui sentada en un aula. Yo tenía nueve años y era muy atenta. Me evoco y constato que concedía la misma importancia a la clase y al pizarrón que a mi facultad imaginante, que iba por dentro como la música que nos importa y que se apoyaba en el mismo pupitre en que estaban mis codos.
A otro niño muchos años después le sucedió algo parecido. Iba en cuarto año y le hicieron un dictado. Diez palabras, diez. Y quería sacarse un diez. Revisó los acentos y… ¿qué tal si faltaba alguno? Más valía poner de más que poner de menos. Y llovió la página de acentos…
Dictado.
Hay que poner acentos
En diez palabras.
Cerré los ojos
Y volví a abrirlos…
Los acentos
Eran rayas.
Sobre la hoja
Y las diez palabras
El tigre
Salía de caza.
Cualquier elemento de la realidad es un detonador de la facultad imaginante, de esa imaginación que es la que acaba o empieza por abrirnos el mundo, seas grande o pequeño, niño o adulto, la realidad te da la res, en latín, la cosa… la imaginación te da la imagen, que tiene mucho de fantasma y mucho de sueño y que tiende a ser ilimitada. Y tú que tiendes a desprenderte de la res, de la cosa, para convertirte en el habitante infinito de la imagen. Este lápiz, ¿no haría un excelente tigre? Y esa alfombra, nada impide que, en los espacios de mi infinito, de mi infinito interior, vuele y me transporte sin fatigas a los reinos que mi imaginación apetece.
Evoco la alfombra de mi casa natal y lo que más nítidamente recuerdo es que sobre ella, volaba. Y era real, lo juro, de hilos urdidos en Samarcanda por un sultán que cayó prisionero de unos rufianes, que le dieron los hilos y la mazmorra. Y en ella tejió la alfombra y escribió con caracteres árabes las letras de mi nombre. ¿Ven cómo era real la alfombra de mi casa? Me acuerdo de ella y me acuerdo del sultán y de mi nombre oculto en esa alfombra, que solo yo veía y los demás pisaban. En ese recuerdo había amor, e inmortalidad, ilusión e inocencia. Ese recuerdo era un secreto. Pero ese secreto era una fuerza infinita y eso era real, tan real como la alfombra, tan real como el sultán, tan real como Samarcanda.
Samarcanda.
Qué palabra.
Tiempo después o al mismo tiempo supe que aquello que estaba entre la realidad y la imaginación era precisamente la palabra.
Y no cualquier palabra.
Era una palabra palabra.
Y era así. Así era porque era POESÍA.
Era y es y a través de ella la imaginación se cumple, la realidad se realiza. La razón sueña y la imaginación comprende. Los contrarios se funden, se aligeran nuestras cargas, el tiempo se baña en la fuente del origen y entonces nuestro tiempo, este tiempo, es el tiempo de Poesía.
POEMAS HUMANOS
(Aurelio González Ovies)
Quiero hacer poemas
con realidades,
donde solo duela
que no sufra nadie.
Con protagonistas
de cuento y de calle,
con mentiras miles
y ciertas verdades.
Poemas donde entren
todos los que salen,
todos los que sobran,
todos los que saben.
Poemas con asnos
y con majestades,
con estrofas jipis
y anáforas panquis.
Con muertos de risa
y devorahambres
y flores que huelan
a síndrome de ásperger.
Poesías libres
con talla de circo,
con altura de ave,
con verdad de amigo.
Poemas muy simples
con cara de pillos,
con alma de fiesta
y salud de libro.
Donde quepa el zurdo,
el famoso, el bizco
y el listo más tonto
y el torpe más listo.
Quiero hacer poemas
como un día de a diario,
con gente corriente,
con buenos y malos.
Con días azules
y meses nublados...
Ustedes me entienden:
poemas humanos.
|
Con mi querida Ana Laura Delgado, Directora de Ediciones El Naranjo |
|
Andrés Acosta y María Baranda, creadores en plenitud |
|
Andrés Acosta desde siempre narrador y sorprendente poeta |
|
María Baranda es Embajadora FILIJ |