Son tantos recuerdos, no quiero contarlos.
Dominar la sed de tus dulces besos,
olvidar ternuras y tu gesto alegre,
aquietar la angustia de las tardes longas.
La tarde me espera débiles rayos
de opacas pupilas voces en susurro
diré adiós al canto y a las castañuelas.
El camino es largo...
Meceré mi cuerpo en vaivén de sueños
cansados, tardíos.
Acunaré el fuego entre las cenizas de mi pecho.
Rogaré el encuentro de tu alma y la mía.
(C) Margarita Etchechury
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