Antes de tomar el libro y oler sus páginas, antes de despertar de las múltiples pesadillas y de soñar la clara luna en mi ventana y la vela de constante llama encendida; antes de meditar el origen de la palabra palabra, y de la música que un día oí, y que aún recuerdo, el Kalevala*. Antes de tanto olvido, tanta embriaguez, acepto mi origen de estallido lejano, mi sangre poblada de muertas estrellas; acepto el verde y violeta hidrógenoy la escarlata espuma de oxígeno y nitrógeno; acepto que todo ello está en mis células, y como un fantasma el último instante de la estrella habita en la espiral infinita de mi ADN. Antes de tocar la página, símbolo de la blancura, acepto que soy resto esparcido de fusión estelar.
*Kalevala: Tierra de los héroes. Es la epopeya nacional de Finlandia.
(C) Wilson Pérez Uribe