Galería revisitada: poesía para niños en Las Tunas
(Prólogo a una compilación de autores tuneros que saldrá por la editorial provincial Sanlope)
Por: Jorge Luis Peña Reyes
Aunque la poesía sigue siendo la cenicienta de la literatura para niños y en el mundo se estimule más la narrativa por su mercado seguro, apuesto por esta hija debido a las potencialidades que tiene para establecer un diálogo y responder a esas preguntas que muchas veces los adultos dejan inconclusas.
La poesía para niños es un subgénero literario que evoluciona de una perspectiva moralizante y una intención didáctica hacia conceptos más próximos al arte, a la sugerencia y a un discurso más respetuoso e interactivo. Se caracteriza por la brevedad, la musicalidad (utilización casi siempre de la rimas), la ingeniosidad, la sencillez y el aprovechamiento de los referentes afectivos del niño, en virtud de una mejor comunicación con ellos.
No todos los países latinoamericanos tuvieron la suerte de recibir el siglo XX con una literatura que constituyera referente para la lengua española como la tuvo Cuba en José Martí; autor que con el Ismaelillo y la revista La Edad de Oro, estableció conceptos ideo-estéticos todavía vigentes.
Luego en la etapa revolucionaria varios autores de primera línea fueron convocados a crear la literatura para niños y en ese esfuerzo se sumaron creadores de la talla de Nicolás Guillén, Onelio Jorge Cardoso, Mirta Aguirre, Dora Alonso y otros tantos que de igual forma son figuras de indudable permanencia en las letras cubanas.
Como es característico, en el resto del país, la literatura para niños estuvo filtrada en sus inicios por pretensiones instrumentales y moralizadoras, desprovistas en casi todos los casos de notables valores estéticos.
En las Tunas, tierra del Cucalambé, (el poeta bucólico más importante del siglo XIX en Cuba) la poesía para niños goza de excelente factura y de un considerable número de cultivadores. La principal fuente es aquella vasta colección de minilibros de la colección Principito que la editorial Sanlope sostuvo por varios años y a diferencia de lo que se ve hoy, la poesía ocupó un privilegiado espacio.
Más de 20 autores de toda la provincia vieron por primera o por única vez su literatura impresa en esa colección de numerosa tirada.
Sin dudas, dentro de la poesía para niños en Las Tunas, la décima es la estrofa poética más recurrente y esto me puso en una agradable encrucijada.
Mostrar la diversidad poética y afianzar los valores de la espinela en los autores de la provincia.
Consideré entre los peligros para una compilación de espinelas la poca variedad métrica, cuestión que pudiera atentar al ritmo propio de la selección que no deja de ser voluminosa. Tomé como antecedente la antología Navegas, Isla de oro (Gente Nueva, 2009) de Mayra Hernández Menéndez y Waldo González López que incluyeron a quince tuneros en su compilación de décimas dedicadas al universo infantil, por ellos supe de autores tuneros conocidos en el panorama lírico, pero existentes por primera vez para el público infantil.
Me permito alternar décimas y poemas en otros metros poéticos, riqueza que conviene mostrar en nuestro panorama lírico infantil.
Otras selecciones de poesía para niños de diversas regiones del país, como Reino en papel de Santic Spíritu a cargo de Mildre Hernández Barrios y Anaquel de sueños, con selección, notas y prólogo del bayamés Yoel Izaguirre que recoge la poesía escrita por autores granmenses, aunque apuestan por el octosílabo, son más dadas a la utilización del romance, la redondilla y la cuarteta, por eso para mí, fue una sorpresa evaluar la calidad de la poesía y fundamentalmente de la décima en Las Tunas.
Aún cuando es un rígido espacio, la décima dedicada a los más pequeños exige de organicidad necesaria, precisas historias, y de una gracia lírica que incluye el juego y la reiteración, capaces de disimular las costuras de la rima.
Un catálogo de esta magnitud ha de ser interés para los investigadores, bibliotecarios y especialistas en el tema, pero tiene que ser un volumen atractivo para los niños porque con ese propósito trabajaron sus autores. Sería traicionar el primer amor. La principal norma de selección además de los elementos estéticos, es el carisma con que los autores se hicieron notar en la conquista de los más pequeños.
Voces como las de Luis Almaguer Rivas, Renael González Batista, Antonio Borrego Aguilera, Carlos Téllez Espino, Reina Esperanza Cruz, Nuvia Estévez Machado, Luis Andrés Till, Luis Mariano Estrada, Miguel Navarro Díaz, Adriano Galiano, Domingo Mesa, Waldo González López, Antonio Gutiérrez y tantos otros, tienen un nombre de respeto en el cultivo de esa cárcel de aire puro que es la décima.
No se trata de autores inexpertos que intentaron la proeza, sino de experimentados creadores que mudaron sus preocupaciones al mundo de los pequeños. Y eso hay que agradecerlo.
Dedico de forma especial esta selección a Luis Almaguer Rivas Los Alfonsos, 1920.
El universo lírico para niños en las Tunas, ofrece el espectro temático, afín con la evolución de esta categoría literaria en Cuba. Sus autores transitan: desde el zoologismo, la contemplación del paisaje, la conceptualización, la intertextualidad a partir de los narradores clásicos, el humor y otras tantas tendencias comunes al panorama nacional.
Hoy son notables la madurez y riqueza con que Las Tunas se inserta en cualquier estudio del género a nivel de país.
Pido disculpas si excluyo en este acercamiento alguna voz naciente, sirva cualquier probable insatisfacción como estímulo para estar incluido sobre todo en el apetito de esos lectores en formación que son los niños
Ojalá esta aproximación ayude a enrumbar los pasos de los que intentan la magia, en este universo que algunos críticos llaman la doble literatura. Jorge Luis peña Reyes, Abril de 2013