Foto: El Universal |
En el Día del Amor, el compositor Manuel Esperón se fue al cielo. Las notas de sus canciones, su amor por la alegría, su alma fuerte de mexicano subieron hasta el techo del Palacio de Bellas Artes.
Las guardias de honor frente a su féretro duraban el tiempo de cada una de sus canciones.
Los pulmones se expandieron, las gargantas se desgañitaron: ¡Viva México! ¡Viva Manuel Esperón! ¡Viva la alegría!
Consuelo Sáizar, en nombre del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, de manera muy sentida, le dijo a Don Manuel los versos de Nezahualcóyotl:
Consuelo Sáizar, en nombre del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, de manera muy sentida, le dijo a Don Manuel los versos de Nezahualcóyotl:
Tú eres el cantor
En el interior de la casa de la primavera
alegras a la gente.
Y en el cielo azul brillante de febrero, en su azul puro de cristal sonaron las notas de Las Golondrinas en una despedida que es un hasta luego y un siempre.
Se ha ido envuelto en las alas de sus canciones, en el brío de sus notas. Y se ha ido casi a los cien años impulsado por un amor a la vida formidable. Descansa en paz, Manuel Esperón y para ti las palabras del poeta, por si volvieras a esta tierra, donde fuiste tan feliz:
DEJO ENCENDIDA, SIEMPRE, LA LUZ
POR SI VOLVIERAS
Y UNAS LLAVES DETRÁS DE LAS MACETAS.