Foto: Olimpia Chong |
Dame la mano y danzaremos;
dame la mano y me amarás.
Como una sola flor seremos,
como una flor, y nada más...
(Gabriela Mistral)
Una experiencia de felicidad intensa, como un sueño, es difícil transmitir con palabras. Sus imágenes son internas, como son sus emociones más hondas. Lo vivido ese 12 de octubre de 2013 en la sede de la editorial Gente Nueva en La Habana es amistad y es poesía, es culminación de un proceso epistolar, de un escribir y escribirse sin tocarse ni verse y el logro inaudito de fundirse en el abrazo, de envolverse en la misma sonrisa, en la misma mirada, en el mismo segundo y en el mismo amor.
Yumié Rodríguez transmitió a los niños de su grupo Sueños para contar toda esa magia. Y puso más, su saber de profesional de la palabra, su entrega a todos esos cuentos que se pueden soñar, a esa magia que percibe con su sensibilidad extraordinaria. Las niñas bailarinas de Danzarte, de la Casa de la Cultura de Diez de Octubre, dirigidas por la guapísima y sonriente Vianette nos hechizaron con su interpretación flamenca de El Hada Menta, llena de salero y de la inimitable gracia cubana.
Después hizo su aparición una pequeña pregonera de imponente presencia escénica. Beatriz buscaba al Hada Menta mientras cambiaba lunas por soles y soles por sabores.
Al pregón de Beatriz acudió una etérea hadita Menta que nos encantó con su magia particular, ella hizo aparecer a un pequeño príncipe no menos ideal y juntos bailaron una danza tan sutil como un rayo de luna en el bosque de las hadas.
Buscando al hadita Menta, llegaron la pregonera y un grupo de niños que interpretaron los versos de Gabriela Mistral haciendo una ronda que sobre las notas del canon de Pachelbel -ya la música "oficial" de estas magias- incorporaron prácticamente a todos los asistentes en una espiral de amor y esperanza que a todos nos dejó para siempre un sueño para contar.