Voz y Mirada

Próximamente aparecerá en la colección "Helado de mamey" de Armargord, "Tres inhalaciones" de Luis Miguel Rabanal. Aq...

 En su rostro deshecho por el olvido y el barro los resentimientos se apuran y bromea el insulso. Porfía la bondad en distraer con mali...

MANHATTAN CLUB Esa puerta angosta que se abre de súbito y enseña a la noche la ropa más íntima de B. hace feliz a quien la ama. Des...

Hay días funestos que nos tiran del pelo y nos hablan al oído con murmullos soeces, es cuando cauterizan mejor las heridas. Conviene...

Luis Miguel Rabanal con esta Música para torpes nos pone en las manos un martillo y un cincel para golpear la realidad sin misericordia y...

XVI Cerca de mí, la afonía del cuarto. Exclusivamente la voz que dicta los poemas y más tarde los destruye. A mi espalda los libros, ...

La melancolía sube todavía la escalera de la casa, se extiende en comprender el murmullo irremediable del caos, se aparta para siempre d...

El desamparo era un mastín que ladraba siempre a las tres de la tarde. No sabía aún el viajero de la tenacidad de ciertas ortigas que p...

La fiebre oscura y el dolor, las bellas palabras de los otros dispuestas y solemnes sobre la colcha ardiendo. Nada ha sucedido, la enfe...

Alguien lo ha visto maldecir sin ninguna paciencia. Se querría arrancar los cabellos, abrió sus ojos igual que el aparecido. Se conoce...

POR QUÉ no estarás aquí ahora que te nombro de una forma casi que me duele, pues tantas veces nos besamos la niñez pretendiendo desórdenes ...

PARA que nadie nos ocupe, ni nos rompa en los delirios de un amanecer como de gaviota solitaria, ni nos sepa cargados de manzanas, dese...

Nadie más apropiado que él para expresarlo. Se le nota en el rostro la luz del augurio, la negra luz que ocupaba el Valle Barreras en ...

Desde lejos la noche interminable y la certeza de que ahora ha terminado. Desde lejos la peligrosa luz del no reconocerse. También tú ...

Sobre Montecorral la lluvia aún no se reconoce, los cuerpos ya marcharon a maravillarse con otros cuerpos únicos y tú tendrás que volve...

I Yo tuve mi cuerpo encadenado una vez a la probabilidad de ser angosto, escasamente enumerable y oportuno, fui de súbito alguien q...

Di que las eras de Riello cubrían tu niñez de colores posibles, de pelotas de goma con que triunfar una tarde de sol. Di que perdiste ...

De la mano de la infancia, vistiendo los frutales con mi intemperie y llovizna. Dentro de las casas ya habita el invierno, su túnica es ...

De la mano de la infancia, vistiendo los frutales con mi intemperie y llovizna. Dentro de las casas ya habita el invierno, su túnica es ...