El anillo de César
María García Esperón
Ilustraciones: Sr. No quiero
El Naranjo, México, 2012
Por Anabel Sáiz Ripoll
El eterno retorno, el ir y volver, el llegar y el partir, el ser y no ser… el eterno retorno y el disco del tiempo que se dan la mano en un cierre perfecto. Todo consiste en eso: en saber unir principio y final. Ni más ni menos.
María García Esperón con una prosa vibrante, rápida y comprometida nos acerca a la figura de uno de los grandes personajes de la historia, Julio César. No obstante, no escribe una biografía usual, no le interesa, porque prefiere acercarse al César desde múltiples perspectivas todas ellas circulares porque parten y desembocan en el mismo lugar: en el asesinato de César. Admira la visión de la escritora, mexicana de nacimiento, que ahonda en la entraña misma de ese deicidio.
El anillo de César es una novela extraordinariamente documentada, que no deja nada al azar. María García Esperón ha realizado un trabajo exhaustivo puesto que no ha dejado ningún cabo suelto. Lo narrado en el relato ocurrió de verdad, sin duda; los personajes existieron y forman parte de la historia. Ahora bien, María García Esperón emplea toda esta erudición de una manera literaria ya que no aburre al lector con grandes disquisiciones ni le explica, de forma didáctica, qué pasó con César, por qué lo asesinaron y quiénes urdieron el complot. Todo eso aparece en el relato, por supuesto, pero no es lo más nos cautiva puesto que lo que sorprende es el punto de vista del narrador, un narrador sobrecogido por la muerte de César, un narrador vehemente, casi un dios, que conoce hasta los más íntimos pensamientos de los personajes, que no juzga, pero sí muestra. Las pasiones, los afectos, las deudas, las hipocresías, los logros y los fracasos se muestran en El anillo de César de una manera fluida, como aguas de un río que van a desembocar, por fuerza, en el mar de la muerte.
"El relato es circular como un anillo, siempre está empezando, siempre está acabando, siempre está por suceder… como la vida misma".
César fue un gran estratega, un conquistador, amado por unos, odiado por otros, a nadie dejó indiferente. La prueba es que aún hoy atrae su figura y su legado. César tuvo muchos errores, pero también aciertos. No fue un dios, aunque se sentía emparentado con Venus, sino un hombre, que jugó todas sus partidas con los dados que le tendió el destino. A María García Esperón le interesa la otra historia, la historia de la trastienda, por así decirlo, cómo y por qué César tuvo que llegar a los idus de marzo pese a que le habían avisado, pero él no lo creyó ¿o sí?
Personajes como Pompeyo, Catón, Cicerón, Antonio, Mario, Cleopatra y tantos otros acompañan a César en este peregrinar por el mundo de los vivos y los muertos. Todos se relacionan con César o por amor o por odio, pero siempre con respeto y un punto de temor. Cleopatra es acaso la figura que sobresale entre todos por su atractivo legendario y porque entendemos, al fin, qué buscó en César y por qué lo hizo.
El anillo de César es un personaje más, sin duda el motivo principal del relato: el anillo de Venus, con la leyenda “Venus in armis”. Un anillo que todos hubieran querido tener, pero que nadie se atrevió a usar. De ahí el valor simbólico del texto: el relato, como dijimos, es circular como un anillo, siempre está empezando, siempre está acabando, siempre está por suceder… como la vida misma.
El anillo de César, por otro lado, presenta una estructura singular. Está dividido en 24 capítulos, pero van en orden inverso; esto es, el último capítulo es el I, porque el final es el principio y el principio el final. Hay muy poco diálogo, porque lo que más interesa es el retrato de las emociones de los personajes, un retrato trazado con pasión y mucha garra, porque María García Esperón rescata, para el lector actual, el género épico y le da la vuelta ya que nos lo ofrece nuevo y recién lavado, pero con la sabiduría de los dioses.
El texto incluye distintas expresiones en latín y griego, también históricas, que son uno de los ejes del relato. No es una novela fácil de leer, en absoluto y, a menudo, resulta inquietante, porque, por mucho que el lector conozca el final de la historia, no tenía el retrato conjunto que nos ofrece María García Esperón.
El anillo de César está ilustrado por Miguel Felipe Rodríguez Ortiz, que firma como Sr. No Quiero y que reproducen, en blanco y negro, algunas de las escenas del relato a la manera de los mosaicos romanos porque la historia de César, su final, sobre todo, no se puede entender ya desde la perspectiva humana, puesto que forma parte ya de la mitología y eso lo saben bien, la autora y el ilustrador.
En suma, un relato estremecedor que no solo ha de gustar al público joven, sino a cualquier lector porque la historia que narra, como un anillo, ha pasado ya, pero en otros lugares aún está por llegar.