Fin de semana intenso y productivo en pro de la música que uno hace ahondando en los valores y principios que desde el cantar proponemos y defendemos en casos y sitios como estos. La bandera tricolor ha adornado como siempre la simpatía y el coraje de hombres y mujeres de todas las edades y condiciones en los encuentros que este sábado 14 y domingo 15 nos trajeron y llevaron, primeramente al encuentro anual de Republicastur, en El Llar de las Vegas de Corvera, y después en el paraje natural impresionante de Lario, (León) al pie de los montes que enaltecen Tarna y San Isidro, en el balancín exacto donde se reparten las tierras leonesas y asturianas.
Enorme camaradería con vieja y nueva gente con la que compartimos tanta armonía. Hermandad con Las Lavanderas, trío de voces blancas, venidas desde Madrid, capaces de suspirar por Federico en la memoria y hacer bailar al más pintado con los sones africanos y caribeños con que revestían sus letras de compromiso. Cariño grande y amistad perpetua con Lucia Socam, la cantautora de Guillena, (Sevilla) tan joven como grande entre los grandes de este oficio nuestro. Nieta de unas de las diecisiete rosas asesinadas en su pueblo a las que canta, como a las otras trece madrileñas, con el coraje y el arte que solo alguien como ella, genio y figura, puede hacer estremecer hasta las piedras y las rocas montunas de estos parajes encantados del norte y a las solanas planicies olivareras del sur. Junto a ella, acompañando, Maxi, el trovador líder de "Fe de Ratas", un roquero deslumbrante, aquí blandiendo los emblemas del cantor que se esconde bajo su mechón punkero, sembraron los dos sémola viva para dorar estos campos proletarios.
Cuando volvíamos juntos en el mismo coche, al caer la tarde del domingo, desandando los paisajes que tanto enamoraron a la niña guilleana, uno se da buena cuenta de la razón que tenía aquel filósofo Epicuro, "la felicidad se encuentra en las cosas más pequeñas"... pequeñas por lo sencillo y noble y cercano, sublime en la confianza y el propósito. Un viaje de ida y vuelta cuyo equipaje fue y vino cargado de un compromiso, una canción y un ramillete de acordes con los que acuñar para siempre el lazo de la fraternidad deseada y compartida.
Rafa Lorenzo