Era un muchacho
tan débil
que lo tumbaba
la brisa;
le hacía daño
acariciarse
o ponerse una camisa.
Y encima la mala suerte
todavía lo perseguía.
Cuando jugaban al guá
resbalaba en las canicas;
y si formaban un corro
lo apartaban
a una esquina.
Al fútbol ni lo intentaba
eran todo balonazos,
como a diario...:
puñetazos de la vida.
(C) Aurelio González Ovies
Voz: María García Esperón
Música: Nightnoise
MMXI