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Galiciando por Fisterra, de Gustavo Álvarez Bea

Los nerios misteriosos, adoradores del Sol en Finisterre, nos reunieron. Gustavo Álvarez Bea ha extendido sobre su Galicia una mirada magnífica, que se llama GALICIANDO. Y desde Santiago, un himno visual consagrado al sitio donde el Sol se muere de Mar. (MGE)


Bienvenidos al Finis Terrae, al Mare Tenebrosum, al Ara Solis, al Promontorium de los nerios y a los miedos de los romanos.


Por Gustavo Álvarez Bea
Fuente: galiciando.blogspot.com
No nos hemos cambiado de siglo. Estamos en Fisterra, donde acababa el mundo de la antigua Roma y en donde hoy, para muchos, termina el Camino de Santiago. Anclado a tierra firme e impertérrito ante el paso del tiempo, asoma su famoso faro.


A escasos metros de él, un letrero marca el kilómetro 0,00 del Camino, reclamando protagonismo ni más ni menos que a la compostelana Praza do Obradoiro. Es difícil, de hecho, no encontrarse aquí a algún peregrino. E incluso es muy probable que te deseen buen caminosi antes de llegar gastas mochila a las espaldas. Una bota peregrina, calzada de promesas y sueños cumplidos, pisa una roca que sabe a meta.






Cada esquina de piedra que se precie ostenta restos de alguna fogata reciente, donde se dieron cita un fuego redentor y prendas gastadas por el viaje. El letrero NO FIRE está pintado por todas partes pero, llegados hasta aquí, es fácil entender que sea de esas prohibiciones que no se pueden cumplir.


Fisterra, en plena Costa da Morte, posee una amplia lista de naufragios, considerada uno de los sitios más peligrosos para navegar. La zona está salpicada de cruces que recuerdan sacrificios extremos de supervivencia fallida. Muchos barcos zozobraron al filo de rocas ocultas en las espesas nieblas de un invierno y mar embravecidos.



El cabo cierra la ría de Corcubión, y desde lo alto del monte de San Guillerme, residencia de un antiguo ermitaño, se divisa el puerto de Fisterra, la playa de Langosteira, y el otro brazo de la ría, antes de que la mirada vuelva a perderse en el horizonte.


Se ha identificado aquí en lo alto un Ara Solis anterior a la romanización. Cuenta la leyenda que los nerios quedaban fascinados al ver cómo el sol se precipitaba en el horizonte mientras era tragado por el mar.


Fisterra. A Coruña


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