
Escribo como si eso me salvara la vida, como si del otro lado alguien necesitara mi modo de entender la realidad, aunque luego eso no sea más que un trabajo rústico y común, pero al menos en ese momento siento que Dios y yo solo podemos construir ese mundo nuevo y alternativo.
Necesito ese concepto para que la página en blanco no me abrume, para que el último verso llegue a ser alto, para que mis niños rían y tengan más esperanzas que yo... ahh María, la esperanza en mis circunstancias depende de esos atados de poemas, por eso hago lo indecible por salvar mi tiempo, sacrifico mis fuerzas para fundarme sueños y hasta dejo de obtener ganacias materiales para que ni eso me distraiga en este nuevo oficio que un día descubrí y que me ayudó a ver la vida con un propósito que no traicionaré a cambio de nada.
Sé que soy un soñador, pero no soy el único.
Un abrazo María.
Jorge Luis