Cuando Don Aire se asoma a mirar trozos de cielo del cielo que tiene sombra le llueven los sentimientos. Se pone la gabardina, se quita el aburrimiento. Lo aroma la brisa tibia, lo envuelve el olor del verso.
Se lo lleva la brisa con alegría y en el pelo le deja sus maravillas.
El hombre de los helados le ofrece su mercancía le pone en los labios gotas de amaranto, de alegrías. Obleas que dicen historias, barquillos que no navegan galletas heladas, romas, bocados de la sorpresa.
(C) María García Esperón (México) Aires de Don Aire. Música: Alegrías de Cádiz Fotos: Estación de autobuses, cielo y plaza de Tequisquiapan, Qro. México 2009